La dama de la escena salmantina es y será Doña Charo López, porque si a María Félix, la gran actriz mexicana la apodaban La Doña, nuestra Doña es Charo López. Una de las mejores actrices de su generación. Es así, porque cuando sube a las tablas, personaje al que da vida, personaje que se queda en la retina, el cerebro y el corazón del espectador.
Muchos sueños húmedos provocó Clara Aldán, en Los gozos y las sombras. La empatía que sabe dar la mano fue obra de María, en Secretos del Corazón, por el que se llevó un Goya. Y la Celestina nunca fue tan real como cuando ella, salmantina también, le supo dar su sitio a la alcahueta. Tres personajes, uno de televisión, otro de cine y uno de teatro escogidos sin ninguna objetividad, solo por el gusto de haberla visto y disfrutado en los tres papeles. Aunque, señalemos un personaje más, porque fue aquí donde de verdad dio un ‘revolcón’ al espectador -se puso el mundo por montera- en la adaptación de Tengamos el sexo en paz, de Dario Fo. Simplemente sublime.
Echándole un vistazo a Wikipedia -con lo que conlleva- Charo López ha defendido sobre las tablas 17 personajes, en otras tantas obras. Ha participado en una treintena de series de televisión e interpretó diez obras en Estudio 1. Y por último, unas setenta películas. Por algo es La Doña de la escena salmantina.
Esta es la visión de nuestro artista Chema Martín, de la academia Cibeles, en la calle Rosario, 32, Salamanca.
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