Cañero, extrovertido, caliente, ambicioso, alegre, bailable… y todos los calificativos divertidos y canallas que se le ocurran se pueden incluir en el espectáculo que ofreció Rodrigo Cuevas este sábado a un Caem abarrotado. «Cuando venía a la sala Almargen solo estabais siete o diez y hoy llenáis el teatro. Los charros no se me resisten», comenzó el artista asturiano el show y así se metió al respetable en el bolsillo.
Ya desde este momento… la diversión y el buen rollo estaba sobre el escenario y el patio de butacas.
Este concierto de Rodrigo Cuevas está incluido dentro de su nueva gira La Romería con las entradas agotadas.
Rodrigo se descubre en este Manual de Romería como un creador que ha madurado a lo largo de años de duro trabajo. Crecimiento personal sumado a crecimiento profesional redundan en una impronta para la composición que es una de las novedades capitales que se aportan con mayor enjundia en este elepé: varios de los temas son composiciones propias en letra y música, otras sólo música, algunas con partes tradicionales y propias, otras tradicionales aunque con arreglos o adaptaciones propios.
La Romería está alimentada por el humor, la crítica social, la ironía, la denuncia inteligente y la sensualidad marca de la casa, por el uso naturalizado del asturiano y del español como lenguas vehiculares, y aderezado con una puesta en escena elegante y contemporánea que rompe con la imaginería precedente en el escenario tanto como en el vestuario.
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