El Clínico probará una nueva técnica para regenerar corazones infartados

hospital clinico
La fachada del hospital Clínico.

Médicos del hospital Gregorio Marañón de Madrid han hallado una nueva vía para regenerar el tejido infartado en un corazón. Médicos del Hospital Clínico ensayarán esta técnica en pacientes del complejo sanitario salmantino, según informa el centro madrileño.

 

El Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid coordina el primer ensayo en humanos con células cardiacas alogénicas, es decir, procedentes de donantes y no del propio paciente. Es la primera vez que se administran este tipo de células para reparar el daño provocado tras un infarto agudo de miocardio con una afectación grave del tejido cardiaco.

Estas células se administran por vía intracoronaria, con un procedimiento seguro y sencillo similar a la realización de una angioplastia. El mecanismo de acción consiste en limitar el daño sufrido tras el infarto y producir nuevo tejido cardiaco, por activación de la capacidad regenerativa local del propio corazón. La administración de las células se lleva a cabo siete días después de que el paciente haya sufrido el infarto, cuando su situación clínica se ha estabilizado y cuando el efecto cardio-reparador puede ser más eficaz.

En el marco de este ensayo clínico se tratarán un total de 55 pacientes. Actualmente ya se han intervenido a 7 enfermos cuya evolución es muy favorable pese a que presentaban una afectación grave del tejido cardiaco.

El Clínico

A este ensayo clínico también se sumarán el Hospital Universitario de Donostia, el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, el Hospital Val d’Hebrón (Barcelona), el Hospital Universitario de Salamanca, el Hospital Universitario de Valencia y el Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga.

El material celular se obtiene, previo consentimiento del donante, de tejido cardíaco desechado durante intervenciones quirúrgicas, tales como cirugías valvulares. Las células se expanden en laboratorio hasta alcanzar la dosis necesaria, que es de 35 millones por paciente. De esta manera, el producto puede ser cualificado antes de su uso y estar disponible para ser administrado al paciente en el momento en que así lo aconseje la práctica clínica.

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