El Rey alerta sobre los riesgos de la polarización

El rey Felipe VI apeló en su discurso de Navidad al diálogo y al consenso en torno a loa asuntos esenciales de los españoles y alertó sobre el la necesidad de evitar que la discordia que siembra el debate político «se convierta en un constante ruido de fondo que impide escuchar a la ciudadanía».

El monarca inició y cerró su mensaje de Nochebuena recordando a las víctimas de la Dana, su dolor y tristeza y empatizando con su «frustración, el dolor, la impaciencia, las demandas de una coordinación mayor y más eficaz de las administraciones. Porque todas esas emociones —las que conmueven y reconfortan y las que duelen y apenan— surgen de una misma raíz: la conciencia del bien común, la expresión del bien común, o la exigencia del bien común».

Sobre la situación política que atraviesa el país, dijo que «por encima de las eventuales divergencias y desencuentros, prevalece en la sociedad española una idea nítida de lo que conviene, de lo que a todos beneficia y que, por eso, tenemos el interés y la responsabilidad de protegerlo y reforzarlo. Esa noción del bien común se siga reflejando con claridad en cualquier discurso o cualquier decisión política. El consenso en torno a lo esencial, no sólo como resultado, sino también como práctica constante, debe orientar siempre la esfera de lo público. No para evitar la diversidad de opiniones, legitima y necesaria en democracia, sino para impedir que esa diversidad derive en la negación de la existencia de un espacio compartido«, señaló.

Es en ese acuerdo en torno a lo esencial desde «donde debemos abordar los asuntos que nos preocupan y que nos afectan en modos diferentes a nuestra vida colectiva», agregó.

Se refirió expresamente a la inmigración y a la vivienda. La inmigración es, según señaló el monarca, una realidad cotidiana, pero «las migraciones pueden derivar –sin la gestión adecuada– en tensiones que erosionen la cohesión social». Por eso pidió un «esfuerzo de integración, que corresponde a todos», el respeto de las leyes y normas básicas de convivencia y civismo, y el reconocimiento de la dignidad que todo ser humano, «sin olvidar nunca la firmeza que requiere la lucha contra las redes y las mafias que trafican con personas». La manera en la que seamos capaces de abordar la inmigración «dirá mucho en el futuro sobre nuestros principios y la calidad de nuestra democracia», precisó.

En materia de vivienda apeló a que todos los actores implicados «reflexionen, se escuchen unos a otros, que se examinen las distintas opciones y que sea ese diálogo conduzca a soluciones que faciliten el acceso a la vivienda en condiciones asumibles, en especial para los más jóvenes y los más desprotegidos».

Y si miramos hacia dentro, pidió de nuevo consenso. «Un pacto de convivencia se protege dialogando. Por eso es necesario que la contienda política, legítima, pero en ocasiones atronadora, no impida escuchar una demanda aún más clamorosa: una demanda de serenidad», y apeló a «cultivar el espíritu de consenso necesario para fortalecer nuestras instituciones y para mantener en ellas la confianza de toda la sociedad».

Reclamó «serenidad en la esfera pública y en la vida diaria, para afrontar los proyectos colectivos o individuales y familiares, para prosperar, para cuidar y proteger a quienes más lo necesitan. No podemos permitir que la discordia se convierta en un constante ruido de fondo que impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía«, concluyó.