Diego Martín Veloz es uno de esos tipos que cuando se indaga un poco sobre su vida, ésta parece sacada de un guion de película de cine negro. Agustín Rivas investiga sobre Diego Martín Veloz, porque su abuelo hablaba de él como del ‘coco’, en cambio en Tenebrón, ese nombre es sinónimo de salvación.
Durante la charla con Agustín Rivas, autor de La pesadilla de Unamuno. Vida y andanzas de Diego Martín Veloz, irá desgranando pinceladas de un tipo, cuanto menos, peculiar.
Así sin más. Al principio de la Guerra Civil, Diego Martín Veloz fue partidario de que se diera el Golpe de Estado, porque sus amigos eran militares, entre ellos Primo de Rivera, Queipo de Llanos, Berenguer… “pero cuando ve lo salvaje que se pone todo y que les toca a personas cercanas, empieza a pedir favores, para salvar a los conocidos”, explica Agustín Rivas, La pesadilla de Unamuno. Vida y andanzas de Diego Martín Veloz.
Unamuno y Diego Martín Veloz fueron coetáneos y compartieron espacios. Eso sí, la descripción que hace Unamuno de Martín Veloz dice mucho de su relación. “Lo define como borracho, epiléptico, loco… que abofeteaba a los concejales y los recibía en su casa en pelotas… Descripciones salvajes. Aunque, Martín Veloz tampoco se quedaba corto», explica Rivas.
Pero, a pesar de todo el enfrentamiento que tuvieron en su vida, cuando Unamuno protagoniza el episodio del Paraninfo, por el que lo recluyen en su casa como si fuera un apestado, Martín Veloz era de los que iba a verlo. “Llegaron a trabar cierta amistad. De hecho, el día que fallece Unamuno, Diego Martín Veloz estuvo con él por la mañana”, puntualiza Rivas.
En esos días, Unamuno pedía, a todo el que tuviera voz en plaza, ayuda para Filiberto Villalobos, que estaba encarcelado. “Unamuno no tuvo inconveniente en pedirle el favor a Martín Veloz”, matiza el escritor.
Ni Unamuno ni Martín Veloz conocieron el final de la Guerra Civil, porque ambos murieron antes de que concluyera. El primero, en diciembre del 1936, y el segundo, en marzo del 1938.
Según se avance en la vida de Diego Martín Velos, unas veces será más ángel y otras demonio, pero como asegura el autor de La pesadilla de Unamuno. Vida y andanzas de Diego Martín Veloz, al ser un individuo tan violento, “sacaba la pistola, hasta cuando le pedían lumbre para encender un cigarro”, asegura.
Era muy arrojado, no le tenía miedo a nada. “Por un lado sembraba pánico, pero cuando tenía el lado más humano, contaba con muchos seguidores. Eso sí, es más demonio que ángel”, apunta Agustín Rivas.
El libro surgió porque el abuelo de Agustín Rivas hablaba de Diego Martín Veloz como si fuera el ‘coco’, con temor.
Al principio, Rivas quería hacer una novela, pero al investigar sobre Martín Veloz desde la Guerra de Cuba, isla donde nació, porque sus padres emigraron desde La Armuña, luchó a favor de España. Se pierde la colonia americana y él decide desandar el viaje de sus padres y regresa a España. Le sale este libro, donde la vida de Martín Veloz es una novela en sí.
Ya en España
Ya en nuestro país, Martín Veloz se gana la vida vendiendo lo que le sale, pero no tenía suerte en los negocios y en un momento dedo descubre el juego, no como jugador sino como empresario, tiene timbas por toda España. “En una de esas, en Madrid se lio a tiros, en Santander mató a tres personas. Era una especie de Al Capone español”, apunta el autor.
También se hace político, en dos ocasiones llega a ser diputado nacional. “Es un tipo muy relevante”, aclara.
No siempre fue profeta en la ciudad del Tormes. “Hubo un momento en el que tiene a toda Salamanca en su contra. En unas elecciones, competía por los votos con Juan Mirat. Crearon una agrupación ciudadana, en la que estaban todos, creo que Unamuno era presidente honorario. Estaban los prohombres, los obreros, los empresarios, la Universidad, la Cámara de Comercio… y contra todo pronóstico, Martín Veloz salió como diputado, porque en el último momento se presentó por Peñaranda y ganó”, relata Agustín Rivas.
Los dos hombres se vuelven a encontrar en uno de los incidentes más famosos que protagoniza Martín Veloz en Salamanca. Tuvo lugar en el Casino. Curiosamente, él no sacó la pistola en ese momento, fue el hijo de Núñez -dueño de El Aldelanto-, que disparó tres veces. “Fue una cuestión de rencillas. Se cambió el Casino de ubicación y había que ajustar los presupuestos, para ello querían quitar personal. En la mesa estaba Juan Mirat y le tiró un tintero a Diego Veloz. Eran enemigos y acababan de competir en las elecciones para ir al Congreso. Le tenía muchas ganas. Salió del Casino herido por las balas”, matiza Rivas.
Puede que se piense que hay muchas similitudes con la España de hace un siglo, pero afortunadamente ahora no hay armas sujetas al cincho. “Una discusión se saldaba con tiros o con duelos. De hecho, Diego Martín Veloz era duelista. Su vida es una novela. Hay un sainete, Quintín el amargado, de la que Buñuel se inspiró para hacer la película La hija de la traición, en el que el personaje principal, ese Quintín es como Martín Veloz, igual de mafioso”, comparte Agustín Rivas.
No todo fueron tiros y venganzas, Diego Martín Veloz también fue nombrado en su época Ciudadano Honorable y se acordó por unanimidad colocar una placa en el Ayuntamiento para recordarle. “He preguntado muchas veces por ella, pero nadie me ha dado explicaciones. Entre sus logros está el haber consiguió el dinero para el enlosado de la Plaza Mayor. También luchó por traer los cuarteles a Salamanca, por eso chocaba con Unamuno, que era antimilitarista”, señala Agustín Rivas.
Diego Martín Veloz fue militar, pero también lo echaron del Ejército. Es más, estuvo en la cárcel porque no seguía las instrucciones de ningún alto mando. “Martín Veloz llegó a ser teniente. Lo llamaban el teniente ‘Martinillo’”, ironiza.
Era muy cuidadoso con su vida privada. Estuvo casado, pero no tuvo hijos. “No bebía, pero porque no quería fallar en el tiro. Era un tipo de muchos excesos. Su casa estaba siempre llena de gente. A su alrededor se movía mucho, porque tenía influencia”, explica.
En la Guerra Civil
Como anécdota, contar que en Tenebrón, todavía hay personas que, si mencionas a Diego Martín Veloz, hablan de él con respeto. Al comienzo de la Guerra Civil, Diego Martín Veloz fue con una camioneta y mandó subir a ella a 12 personas, todas pertenecían al Hermandad de Agricultores del pueblo. No se conoce qué hubiera sido de ellos, si no hubiera intervenido el señor Tomas, un vecino de Tenebrón que sirvió con él en la Guerra de Cuba. Fue detrás de la camioneta y en Adehuela de Yeltes le dio alcance. El señor Tomas le dijo que sus convecinos eran buenas personas y Diego Martín Veloz los dejó bajarse y quedaron libres.
Esta historia no aparece en el libro de Agustín Rivas, La pesadilla de Unamuno. Vida y andanzas de Diego Martín Veloz, pero sí relata alguna historia donde Martín Veloz ayudó a pasar a gente a Portugal. “Al principio, él apoyó el alzamiento y reclutó jóvenes para que lucharan en la Guerra, pero después vio que atentaban contra amigos e hizo lo que pudo”, matiza.
Agustín Rivas cree que Diego Martín Veloz no debería caer en el olvido de la historia de Salamanca. “Como personaje, para una novela histórica, es casi único”, concluye.
2 comentarios en «Diego Martín Veloz, nuestro ‘Al Capone’ y mucho más»
Cago en diez-go veloz
Efectivamente este personaje es digno de película. Al igual que otros, sus discursos estaban cargados de odio contra alguien que se oponía a sus ideas o negocios. Al igual que otros pidieron y apoyaron el golpe de estado para que los militares pusieran orden en España pero viendo los hechos, todo lo contrario, más violencia, más muertos y siempre ejecutada por la parte de la izquierda y liberales allá donde ganaron los que después ellos mismos llamaron el movimiento nacional-católico.
Alguno dirá que la izquierda también hizo lo mismo allá donde gobernaban y tendrán razón pero aquí en Salamanca, el golpe triunfó desde el minuto uno y más de 600 personas fueron ejecutadas junto al cementerio sólo por tener ideas de izquierdas o liberales. Aquí la historia parece estar de acuerdo.
También, al igual que en Barcelona, entre grupos afines hubo sus guerras inciviles y si en la Ciudad Condal se enfrentaron a muerte comunistas y anarquistas, aquí en Salamanca los de la Falange Española lo hicieron contra los de las JONS…en la llamada semana de los cuchillos largos…
Estos personajes y otros como Primo de Rivera y la Pasionaria, con sus discursos de odio movilizaron a muchos a luchas hasta la muerte por sus ideas e intereses…y el final de la película ya la conocemos todos…más de un millón entre muertos y exiliados…