Opinión

Con ganas de volver

Lo de cada día es una obra magistral que ha de irse componiendo con temple y lucidez. De lo que incumbe a cada uno, lo mejor es actuar
decididos. Nada de pensamientos negativos. Necesario es que haya determinación, claridad y una interpretación generosa del mundo en que
vivimos. Tiempos estos en los que el bienestar de la vida consiste en saber que se acierta con lo que se hace con ganas sin esperar a mañana.

Se trata de elegir bien con qué conseguirlo, conociendo que con cada cosa que se emprende se va creando la propia realidad con que
desenvolverse en lo diario. El que haya tanto ruido y esté el mundo revuelto no es excusa para acomodarse y abstenerse de actuar. Retrasarse o
desistir bloquea la creatividad. Nada de conformismo. Hay que, seguido de proponérselo, obrar. Es mil veces mejor avanzar que resistir.

Y no parar porque surjan dudas, ni frenar las ilusiones, ni ceder ante las dificultades. No se trata de elaborar listas interminables de tareas que no
se pueden ni siquiera emprender, sino de abrir la puerta por la se entra para ir adonde se va, y adelante, sabiendo que las ganas prestan fuerza y la
decisión aliento. A tener en cuenta es que el optimista siempre tiene proyectos y el pesimista solo pretextos. Por lo demás, ilusión e imaginación
son buena receta para lograr lo que se quiere.

Con este artículo de opinión me despido hasta el próximo mes de abril. A quienes me leen les digo confidencial que me voy a dar tres
meses de dedicación exclusiva para echar a andar mi quinta novela, que titularé BODA PARA OCHO (a la que quedan invitados). Hasta
entonces, un abrazo.

Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor


Aliseda, una puta coja (2018)
Lluvia de cenizas (2021)
Puesto a recobrar el aliento (2023)
Sombras en el jardín (2024)

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