Desde hace muchos años los Reyes Magos en Salamanca tienen una cara A y otra B, como aquellos discos de los años 70 en formato sencillo o LP.
En la cara A están los sueños de esos inocentes infantes que aún creen en su magia y en sus regalos. Una carta con sus peticiones enviada a algún país lejano de Oriente y por la mañana allí están envueltos en bonito papel de regalo. La noche trae oro, incienso y mirra para adorar a ese niño que todos llevamos dentro en la casa de los padres y de los abuelos.
En la cara B, están los tragos amargos de padres y abuelos unidos al llanto de las madres y abuelas que saben que al día siguiente tendrán que despedir a esos hijos mayores junto a sus nietos en la estación del tren o de autobuses esperando que vuelvan pronto, muchos hasta el verano o incluso hasta las próximas navidades. El sentimiento de la casa vacía se apodera de ellos.
Más de 150.000 salmantinos nacidos en esta provincia viven fuera de ella y la mayoría han tenido que emigrar para ganarse el pan de cada día, eso sí, nuestras autoridades, como un disco rayado, nos dirán que los nuevos presupuestos son los más sociales e inversores de la historia y que su gran objetivo será atender todas las necesidades de la población y retener el talento que aquí se forma y es que según las malditas estadísticas sólo el uno por ciento de los puestos de trabajo que se crean en nuestras empresas requieren un título universitario.
En fin, que esta maravillosa noche mágica les traiga muchos regalos y para quienes tengan que despedir a los suyos al día siguiente, resignación cristiana y escuchar las palabras del sumo sacerdote diciendo que en Salamanca se vive como en ninguna otra parte hasta descubrir que los Reyes Magos son los padres o los abuelos y las familias se tienen que dividir para poder sobrevivir.
Por. José Luis Salamanca
1 comentario en «Reyes Magos de Salamanca: Cara B»
Yo si tengo un hijo que cada año vuelve por Navidad y se marcha con los Reyes Magos.
Una pena que la juventud más preparada de nuestra historia tenga que marcharse a hacer grandes otras ciudades y aquí no se les ofrezca el empleo que merecen. Ellos están preparados y no preocupados pero padres y abuelos aquí quedamos desconsolados hasta el verano o las próximas navidades.