Mario San Román se puso el mundo por montera y decidió convencer científicos, curas, periodistas, deportistas, actores, empresarios para que le contestaran a once preguntas, entre ellas: cuál ha sido tu mayor fracaso, qué le dirías a tu yo de 20 años o qué te gustaría mejorar de ti. Y, consiguió que 57 de estos profesionales contestaran. El fin de ¡Vive! Viniste a eso, que es el título de su libro, va directo a alimentar a escolares de Malawi.
Mario ¿Se considera conquistador?
¡Vaya pregunta! No. (Carcajada)
¿Seductor?
Tampoco. Quizá en otra época…pero ahora no…
Pues tiene que serlo, porque ha conquistado o seducido a 57 personas para que le contesten a 11 preguntas.
(Risas) Eso ha sido estar pendiente, insistir, perseverar…
Lo que ocurre en las conquistas.
Efectivamente. En ese sentido, sí. También el motivo ha ayudado mucho.
¿Se ha llevado alguna sorpresa durante el proyecto?
Sí, la primera que cuando empecé dije: ‘Esto lo acabo en seis meses’. Los primeros correos que envié fueron a 30 investigadores de la Universidad de Salamanca…
¿Al principio iban a ser 30 entrevistas?
No, nunca he tenido un número determinado. Si lo hubiera tenido con 30, lo habría hecho con 30, al final han sido 57, que es un número extraño. (Risas) Cuando tenía 50, llegaron dos o tres más entrevistas y seguí.
¿Iba editando las entrevistas a la vez que le llegaban?
Más o menos. Una vez que iba recibiéndolas, iba confeccionando el libro. Llegó un momento que estaba muy perfilado y me puse un tope de tiempo.
¿Por qué los primeros con los que contactó fueron investigadores?
Porque buscaba personas con talento o que tuvieran algo especial. Los científicos son personas creativas, perseverantes… De hecho, ellos lo dicen en el libro que la ciencia es ensayo y error. No los conocía, los buqué por el curriculum.
¿Qué sintió al recibir la primera de sus historias?
¡Esto ya no tiene marcha atrás! Cuando mandé los primeros correos, no me contestaron en tres semanas. Los primeros fueron dos investigadores, Carlos Hernández y Enrique López Poveda, y sus respuestas fueron tan abiertas, sinceras, se desnudaron tanto que dije: ‘Ya no puedo parar’. Los dos fueron un impulso tremendo.
Como empresario sabe que en todos los proyectos hay momentos ‘valle’. ¿Lo ha tenido en este libro?
No se tarda dos años y medio porque haya mucho trabajo, es porque ha habido muchos momentos de parón, también porque tengo empresas y tenía que estar pendiente de otros asuntos. Lo que sí que es cierto es que llegó un momento que me planteé: sigo o paro. Decidí meterme de lleno y fue durante este verano.
¿La realización del libro le ha servicio como una especie de balneario para relajarse del trajín empresarial? Lo pregunto porque su vida laboral nada tiene que ver con la escritura.
Nada, tengo instalaciones eléctricas y la otra empresa es de productos anti-edad. Disfrutó con mi trabajo, pero es una empresa con lo que conlleva. El libro siempre ha sido un bálsamo. Siempre que me ponía con el libro, era una ‘golosina’. He aprendido mucho leyendo las respuestas y me he divertido preparando el libro. Ha sido una pasión.
¿Quién lo ha apoyado en la producción del libro?
Me han apoyado mis socias, que son mis hermanas, y la Fundación Nourish the Children, que perteneciente a la empresa NU Skin con la que trabajo. Los fondos irán íntegramente a la fundación. La idea surgió porque leí un libro de entrevistas y pensé: ‘Esto lo haría yo con personas de Salamanca’. Pero quise que tuviera un fin altruista, conocía el trabajo de la Fundación Nourish the Children y cómo alimentan a los niños y niñas en Malawi. Es de una manera muy especial.
¿A qué se refiere?
El saquito que les dan de comida a los niños, se fabrica en Malawi, con lo cual crea riqueza en el país; los ingredientes se compran a agricultores del país y ese producto alimenticio se entrega en las escuelas de Malawi. Por eso, los padres tienen que escolarizar a los niños y a las niñas. Si quieren comer, tienen que enviarlos a la escuela. Esa es la gran idea. Lo que hago es que con este libro, que vale 21 €, se compra un saquito y se entrega. Cualquier personas que lo adquiera, estará alimentando a un escolar en Malawi durante 30 días.
Este libro alimenta el cuerpo y el alma…
Efectivamente. Sé que hay muchas ONG, asociaciones, fundaciones… pero yo la que conozco es ésta y sé que cuando compras un saquito, llegan 30 comidas. Lo que tienen que llegar llega, no hay sueldos, ni gente que gestiona el dinero, más que la Fundación Nourish the Children.
Volvamos al libro. ¿Cómo preparó y seleccionó esas once preguntas?
Tenían que ser preguntas donde se desarrollara una idea, no se podían contestar con un sí o un no. Lo que más me ha sorprendido ha sido la sinceridad en sus respuestas.
¿Por ejemplo?
Cuando le preguntas a alguien: ‘¿Cuál es su fracaso favorito?’ Han captado perfectamente que los fracasos enseñan…
Eso lo sabe porque es empresario…
Sí, porque he fracasado muchas veces. Se fracasa en todo, no solo en la vida laboral, también en el amor, en las relaciones de amistad, en todo. Lo importante, que es lo que quería que escribieran, es cómo sales de esos fracasos. Al final tienes que salir levantándote, no hay otra manera, pero cada uno lo ha hecho a su manera.
Su libro, ¡Vive! Viniste a eso lo integran respuestas 57 personas. ¿Los conoce a todos?
No. Por ejemplo, de Álvaro Mel no tengo ni su correo, todo fue a través de mi amigo Juan Alonso Revilla, que conoce a su madre. De hecho, me encantaría conocerlo, hacerme una fotografía con él y que lo subiera a sus redes para que se vendieran más libros. (Risas)
¿Hay mucha diferencia en las respuestas de un actor, una periodista, un ex futbolista o un sacerdote, entre algunas de las profesiones que aparecen en su libro?
En el fondo no, sí en la manera de responder a la pregunta del fracaso. Por ejemplo el sacerdote Blas Rodríguez dice que fracasa todos los días cuando da una misa y no va gente. Pero, lo compensa con otras cosas que hace con sus parroquianos. Muchos de ellos se han desnudado en las respuestas, algunas intimidades se van a conocer al leer el libro. Creo que muchas personas que me dijeron que sí iban a participar en el libro, al ponerse delante de las preguntas, se echaron atrás porque iba a ser público. Hay que estar muy seguro de ti mismo para responder. Todos se abren. Y respondiendo a la pregunta, los empresarios son muy concretos, los periodistas manejáis mejor el lenguaje… sí que hay diferencia.
El fin del libro es alimentar a los más pequeños de Malawi. ¿Ha estado en el país africano?
No y no quiero ir a Malawi, prefiero dedicar el dinero que me gastaría en el viaje, en hacer un pozo. Conozco personas de mi equipo que han ido a Malawi y sé lo que se está haciendo allí. Para mí no es importante ir a Malawi, sé que es verdad lo que se está haciendo allí y con eso me vale. A lo mejor voy a molestar.
Eligió el título ¡Vive! Viniste a eso, ¿Cómo vive Mario San Román?
Soy un padre de familia y empresario, con eso digo todo. (Risas) Hace unos años, dedicaba el 95% de mi tiempo a la empresa, ahora he aprendido, a base de palos, que tengo que tener un tiempo para una cosa, otra y para mí. Vivo mucho mejor ahora que hace 15 años, desde que estoy con NU Skin mi vida ha cambiado en ese sentido. De hecho, antes llegue a tener 30 empleados, por lo que hubiera sido imposible escribir este libro. Todos debemos aprender a vivir, a dedicarle tiempo a los amigos, aficiones, familia…
Por curiosidad. ¿Usted ha respondido a esas 11 preguntas aunque no salgan en el libro?
Mentalmente sí. Por ejemplo. ¿Qué le dirías a tu yo de 20 años?
¿Qué le diría?
¡Había que conocerme a mí a los 20 años! (Risas) Era un desastre total. No tengo carrera universitaria, tengo BUP y COU y FP. Desde los 15 a los 20, que me fui a la mili, era salir de fiesta total. He cambiado mucho con los años. Ahora lo pienso y digo: Me hubiera gustado haber vivido el ambiente universitario, viajado más, haber sido más previsor, incluso económicamente, porque salir de fiesta es lo que tienen que te lo gasta.
Ese Mario que salía todos los días, ha dado el Mario que ha escrito este libro con fines solidarios…
De eso estoy seguro. Todo lo que vives y las experiencias que tienes conforman tu personalidad.
¿Alguno de los entrevistados le ha dicho a su yo de 20 años que debería haber salido más?
No. (Risas) Pero sí hay algunos que le aconsejarían que se abran, conozcan el mundo, viajen… que es algo que tiene que hacer una personas joven, en el rango de edad entre los 20 y los 35, porque después vas a hacerlo, pero de otra forma.