Dejar de trabajar cuando se cumplen los 50 y disfrutar de la jubilación puede ser un sueño hecho realidad si se gestiona de manera correcta la propia pensión y si se cuenta, además, con ahorros y patrimonio. La edad que exige el Gobierno para jubilarse en España es 67 años, y adelantarse conlleva penalizaciones que pueden rebajar la nómina hasta un 21%. Sin embargo, es posible firmar un convenio con la Seguridad Social para cubrir este gasto con ahorros mientras se sigue cotizando. Hay que tener, por tanto, cierto ‘colchón’ económico para jubilarse 17 años antes de lo establecido.
Para ahorrar con miras a la jubilación anticipada, los expertos explican que lo ideal es reservar cada año un 20% del salario percibido. Para conseguirlo, la experta en finanzas Kimmie Green recomienda empezar antes de los 30 para, a esa edad, tener ya en la cuenta bancaria la cantidad equivalente al suelo de todo un año. Una vez logrado este objetivo, se establece otro más, que debe cumplirse cada cinco años, y que se basa en ahorrar, como mínimo, el salario anual bruto de un año para, a los 35, tener ‘en reserva’ el doble del suelo anual.
Este sistema acumulativo, que da por hecha una estabilidad laboral que no tiene por qué darse en nuestro país, hace que los euros se multipliquen, de manera que, con 40, lo ahorrado sería tres veces el salario de un año y, cumplidos los 50, se multiplicaría por 5. Lo recomendado es obtener el equivalente a ocho sueldos anuales. A este dinero se sumaría la propia pensión percibida, claro.
Y para mejorar el planteamiento entra en escena el patrimonio, que puede llegar a generar ingresos extra. La hipoteca inversa, la nuda propiedad o la venta con alquiler garantizado son algunas de las opciones recomendadas. Elegir una u otra dependerá de la situación concreta de cada persona y las características del patrimonio al que se quiera sacar partido. En cualquier caso, son alternativas al alcance de quienes tengan vivienda en propiedad, un requisito que no todos los españoles pueden cumplir.
La hipoteca inversa está pensada para propietarios mayores de 65 años y permite usar el valor de la vivienda para obtener dinero. El banco adelanta parte de este valor y la persona puede seguir viviendo en el inmueble hasta que fallezca. Después, sus herederos deben hacerse cargo de la deuda que haya quedado pendiente, si existiera. Sin embargo, los bancos no ofrecen esta opción a todos sus clientes.