Los riesgos de poner la calefacción demasiado alta

Un calor excesivo daña nuestra calidad de vida, ya que puede causar cefalea, infecciones respiratorias o sequedad en ojos y piel
Una persona utiliza el termostato de un sistema de calefacción. Foto: Pixabay.

Lograr una temperatura adecuada en nuestro hogar durante el invierno es, sin duda, sinónimo de calidad de vida. Sin embargo, no por subir más el termostato vamos a estar más a gusto. La sensación térmica es muy relativa y varía muchas veces entre las personas que conviven en un mismo hogar, pero sí conviene tener en cuenta que pasarse de calor puede ser perjudicial para la salud.

Por ello, conviene cumplir las recomendaciones oficiales que, además, están concebidas para evitar el despilfarro energético. Aunque lo idóneo sea mantener la calefacción entre 19 °C y 23 °C, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que 18°C son suficientes. Al mismo tiempo, 25°C se considera una temperatura demasiado alta. Sin embargo, no solo la cifra que marca el termostato es importante, pues no se debe pasar por alto la humedad del ambiente, que deberá estar entre el 50 y el 55% por ciento, según informa elDiario.es

Un de los síntomas más comunes de una calefacción ‘a tope’ es el dolor de cabeza, debido a la vasodilatación provocada por el calor. Nuestra presión arterial baja y el flujo sanguíneo del cerebro disminuye, lo que causa estas cefaleas.

Asimismo, las temperaturas demasiado altas pueden causar infecciones respiratorias debido a la sequedad del aire, que podría llegar a afectar a las mucosas de la garganta y la nariz y hacer que en ellas proliferen virus, bacterias y, por tanto, infecciones. Son las personas con enfermedades respiratorias o Epoc (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) quienes más riesgo presentan ante una calefacción demasiado alta.

También los alérgicos pueden experimentar complicaciones cuando se utilizan a bombas de aire caliente, sobre todo si no se da una limpieza adecuada de los filtros, pues este mecanismo puede llenar el aire de la vivienda de alérgenos. La sequedad en los ojos es otra posible consecuencia del exceso de calor.

De hecho, en invierno es cuando se diagnostican más casos de ojo seco. Y algo parecido ocurre con la piel, que puede terminar seca y descamada con un uso desorbitado de la calefacción. Una epidermis en este estado es más propensa a sufrir irritación, sobre todo en invierno.

Subir de más el termostato también puede derivar en un mal descanso durante la noche. Los trastornos del sueño llegan cuando la temperatura es excesivamente alta, ya que el cuerpo se autorregula mientras duerme, es decir, hace descender su temperatura, al tiempo que libera melatonina. Esta regulación es más difícil cuando hace demasiado calor, lo que puede derivar en fatiga, malestar e interrupciones del sueño. Poner el termostato entre 15?°C y los 19?°C beneficiará nuestro descanso.

Deja un comentario

No dejes ni tu nombre ni el correo. Deja tu comentario como 'Anónimo' o un alias.

Más artículos relacionados

Te recomendamos

Buscar
Servicios