El número de diagnósticos de cáncer ha aumentado un 3,3% en España, según el informe más reciente de la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom), que analiza los datos de 2025. En cualquiera de los casos, la detención temprana puede ser garantía de curación. Por ello, recomiendan estar alerta y consultar a un médico ante síntomas como los siguientes:
- Presencia de bultos.
- Pérdida de peso y fatiga.
- Sangrado sin causa aparente.
- Hinchazón prolongada.
A estos se une otro menos conocido, pero fácil de detectar en las sábanas y almohadas con las que se ha pasado la noche. Se trata de los sudores nocturnos, como informa Mirror en un reportaje. Los expertos recomiendan revisar la ropa de cama por la mañana para determinar si ha habido exceso de sudoración durante el descanso.
Esta se suele deber a la presencia de infección, que causa, a su vez, temperatura elevada, según Cancer Research, desde donde se confirma que esta es una de las causas más comunes de sudoración en personas con cáncer.
Existen ciertos tipos de cáncer que pueden hacer que el paciente sude más de lo habitual, como el de huesos, próstata, riñón, los linfomas de Hodgkin y no Hodgkin, la leucemia, los tumores cadinoideas, los de las células germinales o el cáncer de tiroides avanzado.
Personas con estadios avanzados de la enfermedad tienden a experimentar más sudores. No obstante, sudar más de lo habitual no es sinónimo de cáncer, solo un posible síntoma que podría ayudar a la prevención temprana. En cualquier caso, lo recomendado es consultar con un médico.
Sudamos por diversos motivos
En especial porque, más allá de las temperaturas elevadas del verano, existen otras razones que pueden llevar consigo exceso de sudoración, y esta no es más que la respuesta del organismo para regular la temperatura corporal. Problemas de salud mental, como el estrés y la ansiedad, pueden hacer que se sude más durante el sueño.
Y lo mismo ocurre durante la menopausia, así como en personas con hipertiroidismo, hiperhidrosis idiopática, hipoglucemia o infección por VIH. El alcoholismo, la tuberculosis o el consumo de algunos medicamentos también puede ser responsable de los sudores nocturnos.