Consejos para convivir con el síndrome del intestino irritable

Los expertos de noVadiet profundizan en las causas de este trastorno y sus síntomas. Para paliarlos, recomiendan una dieta sana con presencia de vegetales, además de realizar actividad física y técnicas de relajación
El síndrome del intestino irritable causa molestias abdominales de forma habitual.

A veces el cuerpo nos manda señales de que algo no marcha bien. En muchos casos no atendemos a este malestar recurrente, que puede parecer pasajero, pero que termina convirtiéndose en algo más serio, como ocurre con el síndrome del intestino irritable, un trastorno que se caracteriza por dolor o malestar abdominal asociado a la defecación o a cambios del hábito intestinal y que según datos que maneja noVadiet, compañía especializada “en el cuidado de la salud de la forma más natural”, sufre un 10% de los españoles, principalmente mujeres.

El síndrome del intestino irritable es un trastorno que se caracteriza por molestias y dolor en el abdomen, unos síntomas que a menudo se alivian tras evacuar. A diferencia de otros problemas digestivos, no provoca daños permanentes en el intestino, pero genera síntomas que afectan al día a día del paciente.

Los expertos consideran que este trastorno puede estar provocado por una falta de interacción entre el intestino y el cerebro, lo que provoca que el sistema digestivo reaccione de forma exagerada ante estímulos que, en condiciones normales, no deberían generar molestias.

Las infecciones previas, los cambios en la dieta, el estrés diario o la composición de la microbiota intestinal pueden influir en la aparición o en el agravamiento de síntomas.

Su origen puede deberse a varias causas, y aunque hay individuos que pueden tener cierta predisposición a padecer este trastorno, lo cierto es que cualquiera puede llegar a sufrirlo. Los expertos de noVadiet apuntan que, entre las posibles causas que pueden causar la aparición o el agravamiento de los síntomas, se encuentran las siguientes:

  • El estrés y la ansiedad pueden alterar la forma en que el intestino se comporta.
  • Los cambios en la microbiota intestinal o variaciones en el equilibrio de las bacterias que viven en el intestino.
  • Personas con antecedentes familiares, lo que sugiere una predisposición genética.
  • Episodios previos de infecciones gastrointestinales, como una gastroenteritis.
  • Los cambios hormonales, especialmente en las mujeres.
  • Un estilo de vida poco equilibrado, con una alimentación inadecuada y falta de ejercicio, que acabará produciendo una disbiosis intestinal.
Simulación de un intestino.

El abanico de síntomas de este trastorno es bastante amplio, lo que en ocasiones complica su diagnóstico. Cada persona puede experimentar diferentes malestares que, además, varían de un individuo a otro. La médica de familia del departamento técnico de noVadiet, Sonia Clavería, señala los más comunes:

  • Dolor o molestia abdominal.- Suele mejorar después de evacuar, lo que es un rasgo característico de este trastorno, aunque otras veces se puede mantener, sobre todo después de las comidas.
  • Cambios en el ritmo intestinal.- Es habitual que se presenten episodios de diarrea, de estreñimiento o una alternancia entre ambos.
  • Sensación de hinchazón.- La distensión en el abdomen es más habitual después de comer, lo que puede provocar malestar general. No siempre se asocia la cantidad que se ha comido con la intensidad de la hinchazón.
  • Presencia de moco en las heces.- Algunos afectados hacen referencia a este síntoma, pero no es habitual en todos los pacientes.
  • Sensación de evacuación incompleta.- A pesar de haber ido al baño, la persona experimenta la sensación de que el intestino no se vació por completo, lo que se denomina tenesmo rectal.
  • Variaciones en la consistencia y frecuencia de las deposiciones.- Esto suele interferir en las actividades cotidianas y afectar la vida social del paciente.

Estos síntomas, que pueden aparecer de forma esporádica o convertirse en una constante en el día a día, no solo afectan a su salud física, sino también al estado emocional. En ocasiones pueden ser muy similares a los de las enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, ambas de carácter autoinmune. Por ello, es necesario el estudio y diagnóstico de un médico especialista para contar con un diagnóstico fiable.

Aunque actualmente no existe una cura definitiva para el síndrome del intestino irritable, es posible gestionar y reducir significativamente los síntomas mediante una serie de recomendaciones adaptadas a las necesidades de cada paciente. Algunas de las estrategias más comunes son las siguientes:

  • Modificar la dieta.- El médico puede recomendar disminuir o eliminar ciertos alimentos que desencadenan síntomas, como aquellos muy grasos o ricos en azúcares fermentables. Además, hay que seguir dietas ricas en productos vegetales y alimentos fermentados, ya que promueven una microbiota intestinal saludable y en equilibrio.
  • Medicamentos adecuados.- Algunos fármacos, ya sean antiespasmódicos, laxantes o antidiarreicos, dependiendo de si predomina el estreñimiento o la diarrea, ayudan a reducir los síntomas. Estos deben ser siempre prescritos por un médico.
  • Complementos alimenticios específicos.- Los complementos alimenticios ayudan a favorecer el equilibrio en la función digestiva. Ingredientes como boswellia serrata, aloe vera, azafrán, probióticos, ciertas enzimas, aminoácidos como la L-glutamina, entre otros, pueden disminuir las molestias, mejorar las digestiones y el ritmo intestinal.
  • Técnicas de relajación.- Ejercicios como la meditación, el yoga o la respiración consciente ayudan a manejar el estrés y calmar la mente, al tiempo que mejoran el sistema digestivo, por su relación a través del eje intestino-cerebro.
  • Rutina de actividad física regular.- Realizar ejercicio a diario no solo favorece la digestión, sino que también contribuye al bienestar general, a revertir la disbiosis y a la reducción de la tensión acumulada en el día a día.
Realizar actividad física de forma regular puede ayudar.

Las visitas periódicas a los especialistas permiten ajustar el tratamiento eficazmente en función de la evolución de los síntomas. Por ello, es aconsejable llevar un diario personal en el que se registren los alimentos consumidos y los síntomas experimentados, lo que puede ayudar a los médicos y al propio paciente a identificar patrones específicos.

“Hay que aprender a escuchar al propio cuerpo y las señales que nos manda. Teniendo en cuenta que cada persona es única y experimenta unos síntomas diferentes, el paciente que sufre del síndrome del intestino irritable debe seguir un tratamiento personalizado bajo supervisión médica que incluya cambios en la alimentación, ejercicio, patrón de descanso nocturno y llevar, en general, una vida más sana, sin subestimar que además de encontrarnos bien físicamente debemos lograr un equilibrio emocional para ganar una mayor calidad de vida, pues mente y cuerpo mantienen una relación directa y bidireccional”, explica la doctora Clavería, de noVadiet.

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