El paseo por la Salamanca de Charo López

Una ruta cargada de historia y arte para emular el ir y venir de la actriz, que se crió y estudió en la capital charra
Charo López, junto a su hermana Marisa, en la grabación del documental de Chema de la Peña en la Plaza Mayor.
Charo López, junto a su hermana Marisa, en la grabación del documental de Chema de la Peña en la Plaza Mayor.

La actriz Charo López vuelve este lunes a Salamanca, su ciudad natal, invitada para participar en una charla sobre la importancia de trabajar la igualdad en las aulas. La artista pasó su infancia en la capital de Tormes, donde estudió, tanto en su etapa escolar como universitaria. ¿Cuántas veces pasaría por la Plaza Mayor, recorrería el trayecto de su casa al colegio, o descansaría en uno de los bancos de la Plaza de Anaya?

Para recrear lo que pudieron ser sus caminatas por la capital, es posible seguir la ruta ideada por José Luis Blanco, disponible en la plataforma Wikiloc, que transcurre por los lugares en los que Charo López sin duda estuvo durante sus años en Salamanca. Todos ellos son puntos emblemáticos que invitan a disfrutar de un paseo de 4 kilómetros, repleto de enclaves charros.

Una de las propuestas populares sería pintar un retrato de Charo López en una de las paredes de la calle Prior, donde nació.

La ruta incluye fotos de cada punto del recorrido.

Para empezar, es imprescindible descalzarse. No literalmente pero, si nos vamos a poner en los zapatos de la actriz, hemos de tener en cuenta que llegaría así al mundo, en concreto, a su casa en la calle Prior, punto de partida del recorrido.

Y, cuando comenzara a caminar, seguramente Charo López niña lo haría por las baldosas de granito de los soportales de la Plaza Mayor (segundo punto), y sin duda la recorrería cientos de veces años después, como cualquier salmantino, ya fuera para salir a estirar las piernas, para verse con su pandilla o salir a comprar un pastel.

Porque la actriz, que cuenta con más cien trabajos de cine, teatro y televisión en su trayectoria, se crió también en la capital charra. Aquí fue al colegio, por lo que pasaría, como propone la ruta, por el edificio de la Caja de Ahorros (aunque ahora haya cambiado de nombre), el Palacio del Duque de Montellano, la calle Especies y la Plaza del Liceo, camino que la conduciría cientos veces a su colegio, el de la Jesuitinas.

El paseo prosigue por el arco de la calle Toro, que da entrada a la Plaza Mayor, y nos conduce a la salida, por el de la calle San Pablo. Y ya con las zapatillas bien ajustadas, José Luis Blanco nos guía hasta el Palacio de la Salina y, de ahí, a la Torre del Clavero.

Esta caminata con Charro y José Luis sigue hasta la Plaza de Colón, donde tal vez la prolífica actriz tomó asiento en más de una ocasión o contemplara la estatua que da nombre al lugar, obra del escultor zamorano Eduardo Barrón González e inaugurada en 1893.

Y desde los ‘dominios’ de Colón el paseo nos sitúa frente al Palacio de Orellana, otra fachada que invita a evocar tiempos pasados, como lo hace también la Torre de Abrantes (ahora, Torre de los Anaya), siguiente destino de este recorrido urbano e inevitablemente monumental.

También la Plaza de Anaya debe formar parte del periplo, puesto que la intérprete comenzó sus estudios en Universidad de Salamanca (Usal) justo allí, en la Facultad de Filosofía y Letras hasta que, en 1965, decidió trasladarse a Madrid para dedicarse a la interpretación, después de sus primeros contactos con el teatro universitario.

Pero sin duda antes de marcharse pasó infinidad de veces delante del Hotel Palacio de Castellanos, el Convento de los Dominicos, la Cuesta del Colegio de Carbajal, la Casa de los Niños del Coro, las Ruinas de San Polo (no se desesperen, por el momento es todo cuesta abajo), la murallas de la parte sur y el colegio de las Jesuitinas de la zona baja.

De ahí, y si el clima acompaña, la ruta nos propone continuar hacia la gasolinera Lorenzo e Hijos, con su impresionante fachada, y encaminarnos a cruzar el puente de Enrique Estevan para, desde él, observar la vista de la Catedral y, en esta época en la que vivimos, hacer una fotografía, por ejemplo, con el teléfono móvil que la Charo López adolescente nunca guardó en su bolso.

La ruta discurre hacia el río Tormes (de ahí la importancia del buen tiempo) y nos conduce hasta el antiguo molino, el Puente Romano o la antigua fábrica de Queserías Ortiz, que actualmente alberga a la promotora Procasa.

La Ribera del Puente, el Cerro de San Vicente, el antiguo palomero y el Barrio de los milagros del Amor, “que tiene una puerta grande para entrar dos y otra chica para salir de uno en uno”, explica José Luis Blanco, son los siguientes puntos del paseo que alguna vez pudo dar Charo López en Salamanca.

Y, de ahí, el camino sigue por el Paseo de los enamorados de La Celestina para llegar al Cerro de San Vicente y continuar por la inmensa arcada de la ermita de San Gregorio, la Facultad de Ciencias (desde donde Charo seguramente contempló las cúpulas del Colegio de San Bartolomé infinidad de veces) o el bajo relieve del escultor José Luis Núñez Solé (otro importante artista para Salamanca) que decora el citado edificio de la Usal.

Este paseo, con José Luis Blanco a un lado y Charro López al otro, finaliza en Patio Chico, “lugar mágico” donde quizá la actriz pudo “arrullarse a la luz de la luna cuando la luz era escasa”, como imagina el creador del recorrido.

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