[dropcap]N[/dropcap]o tiene la prestancia de la reina Matilde de Bélgica, ni el desparpajo de la reina Máxima de Holanda
Llegó, se expuso y perdió. Fue en la petición de mano, cuando se colocó delante de los periodistas y la escuchamos decir: «Déjame…» Desde entonces hasta ahora, Letizia desapareció entre cambios de imagen y búsqueda de un estilo que no acaba de encontrar. Y eso que nos sorprendió a todos con un vestido rojo de Caprile que aún guardamos en la retina.
Ahora, ya convertida en Reina, donde parece que se está regustando, quizá volvamos a verla brillar en una alfombra roja -o verde- en la gala de los Goya. No creo que se atreva, porque sobre esa alfombra hay tacones que reinan mejor que ella.
Muchas veces oí decir a mis compañeros los fotógrafos que el día que se creyera su puesto, la cosa cambiaría. Así ha sido. Se la vio muy segura el día de la Proclamación del rey Felipe VI, con un vestido anodino. No hemos tenido tanta suerte con Letizia como la han tenido en Holanda y Bélgica. No tiene la prestancia de la reina Matilde, ni el desparpajo de la reina Máxima. Lo confieso: no es santo de mi devoción.
Tiene una situación privilegiada para ser la mejor embajadora de la moda española, y siempre la vemos gris, incluso cuando va de rojo; tiene un escaparate grandioso para promocionar nuestro país, pero elige pistas de esquí de Suiza o lugares paradisiacos para hacer sus escapadas ‘privadas’, a las que según se dice tiene derecho. No, no tiene derecho. Firmó un contrato, no sólo con su marido el 22 de mayo de 2004, lo firmó con la más alta institución del Estado y desde entonces nada es privado.
Su bello rostro es fruto del esfuerzo de manos expertas muy alejadas de la madre naturaleza. Su porte estirado, nada tiene que ver con lo regio. Sus gestos no invitan al acercamiento.
Me gustaría ver la foto de la boda de los, entonces Príncipes de Asturias, esa foto donde Letizia lucía un rostro con personalidad. Quizá al verla nos acordáramos de aquel viejo chiste que decía algo así como: Papá, papá, ¿quién es la mujer vestida de blanco que está a tu lado?
Dos revistas del corazón le dedican la portada a la reina Letizia. Hacía mucho tiempo que no se asomaba a la gran ventana del couché. Es más, hace unos días, en estas misma sección nos quejábamos de ello. Y otras mujeres también tienen su protagonismo como, Genoveva Casanova, confieso que tampoco me gusta, sí su ex marido, Cayetano Martínez de Irujo. Estefanía de Mónaco, por su 50 cumpleaños y Olvido Hormigos, la ex concejala que decidió quererse mucho en un vídeo y que ahora comparte representante con Belén Esteban. Paradojas de la vida, que no creo que lo sean tanto, arremete contra la Princesa del Pueblo en la portada de Lecturas. Huele a talón recién firmado y con muchas cifras.
1 comentario en «Confieso: Letizia (Reina) no es santo de mi devoción»
Pues a mí tampoco. ¡Vaya diferencia con su suegra! Como ves, no me pierdo ninguno de tus estupendos escritos. Por cierto, esto me recuerda algo que escuché una vez: «Si el Rector tiene tratamiento de Magnífico, ¿por qué los Vicerrectores no lo tenemos de Estupendos?».
Termino por hoy: Según eso, tú eres «vicerrectora» (¿o se debe decir «vicerrectriz»?)
Un abrazo