Para Judith, que va conociendo
a medida que ama
De la camada, dos eran negros, iguales y difíciles de distinguir. Pero uno parecía valiente y otro no. Al final Valentín se quedó y Miedito fue el trotamundos. De todos modos, no estoy segura de que no les confundiéramos en algún momento. Por más que lo hemos intentado no hemos conseguido doblegar el estatuto semisalvaje que hace moverse a Miedito por el espacio de unas pocas calles, manteniéndose fiel, como hacemos nosotros, a un horario e itinerario más o menos establecido.
Hace unos días Miedito, Midi, no vino a casa como es costumbre en él cada atardecer. Lo encontramos (o nos encontró él al responder a mi llamada) tres días después: tenía una pata herida y profundamente desgarrada y, al verlo, igual me quedé yo con una conmoción que brotó repentinamente en el mantillo formado por lo que llevaba temiendo esos días. Atravesé los largos minutos hasta tenerlo, por fin en casa -en su lugar del cheslón, abatido y con el corazón a cien por hora, pero sereno-, de la mano de otras personas que estuvieron allí conmigo preocupadas, haciendo suya mi preocupación. Bálsamo de nuestro mal es el bien de los demás.
Hay gente para la que quienes cuidamos y queremos a los gatos somos raros. Si, además, como suele ocurrir, somos mujeres, el apelativo que se nos dedica es el de ‘locas’. Lo cierto es que cada día, cuando repaso las noticias, siempre veo mejores candidaturas a la locura en el mundo. Ahora Miedito está fuera de peligro y en proceso de curación (de la patita al menos, lo de trotamundear, ya veremos). La magia y el saber hacer de José María y Sergio en la clínica veterinaria Las Nieves en Santa Marta transformó el desgarro, una vez más, en algo entero, en el principio de la regeneración que nuevamente nos devuelve intacto lo que estuvo roto. Como casi todo en la vida. Pero con la calma devuelta a la rutina diaria vuelvo la vista atrás para agradecer a aquellos cuyo gesto contribuyó a mitigar mi inquietud en aquellos momentos.
La palabra ‘rescatar’ procede del latín, según la RAE, de un término cuyo significado era recoger. Recogemos algo que habíamos tenido y luego perdido, algo caído. Sinónimos suyos son liberar cuando se trata de cautivos (a Cervantes, por ejemplo, es sabido que lo rescataron en Argel los trinitarios, quienes junto con los mercedarios se dedicaban a pagar por la liberación de cristianos cautivos del Islam) o recuperar (cualquier cosa, persona, e incluso emoción o estado de ánimo que estuviera perdido).
Al rescate de Miedito, acudieron los vigilantes de la urbanización Valdelagua; dieron todas las facilidades los dueños de la casa en cuyo jardín se refugió; mostraron su preocupación unos vecinos y amigos cercanos que ofrecieron su ayuda; y la familia de la casa en cuyo jardín Miedito adora al sol cada mañana -y cuya pequeña Judith se va iniciando en la vida, a sus cuatro años, de la mano del lenguaje y el amor al mundo a través de sus seres vivos-, esperaba las noticias por wasap.
Escribió Truman Capote que cuando Dios le entrega a alguien un don, con él va también un látigo con el que fustigarse. La sensibilidad implica dolor, pero este no puede evitarse, como bien nos mostró Buda se trata de darle un sentido. A cambio, ser sensibles nos abre un inmenso nuevo mundo que permite empatizar con todos los seres vivos, también hermanos nuestros en el sentido franciscano y de la encíclica Laudato si.
Cuando Midi llegó a casa, tras nosotros, a saltitos sobre tres patas, con dolor, pero esforzándose todo lo que podía…, cuando entró en el recinto y se dirigió a una de las colchonetas que les tenemos para que descansen, ver cómo se dejó caer en ella, de lado, me produjo una inmensa ternura, y la sensación de que algo estamos haciendo bien cuando cuidamos de los demás (animales o personas), cuando hacemos nuestro el dolor o el sufrimiento del otro y así aliviamos en algo su carga. Sé que no hay otra evolución ni revolución que esa. Estoy segura.
A la mañana siguiente Midi y yo, que no conducimos, hubiéramos podido ir en varios coches diferentes al veterinario, porque las chicas de los gatos, nuestras compañeras (las de Valdelagua y las de Santa Marta) en esta locura hermosa y bienaventurada de cuidar en las colonias felinas de los gatos que abandona gente que “no está loca”, se ofrecieron a llevarnos … Cenicienta tenía un hada madrina, pero los gatos en Santa Marta tienen más. Es agradable saber que alguien está pendiente de ti. Y justo es agradecerlo. Gracias a todos.























3 comentarios en «Miedito da las gracias»
Conmovedor relato. Una observación sobre los gatos callejeros: los gatos que viven en libertad o en espacios más o menos naturales, como puede ser la ribera del río, producen un daño grave a la fauna silvestre, pues son extraordinariamente hábiles para cazar. Las colonias ferales deben estar solo en espacios urbanos. Hay cálculos de los daños que producen los gatos domésticos asilvestrados: millones/año de pájaros y otros pequeños animales. algunos en riesgo de extinción.
El problema de los gatos domésticos asilvestrados en las urbanizaciones es el abandono o despreocupación de sus propietarios que deberían haberlos castrado y vigilado para no tener que abandonarlos luego.
Muchas gracias por la aportación. Como bien sabrás, hay estudios que demuestran que si los gatos de las colonias se alimentan con pienso hecho con carne se reduce su instinto depredador. Por otro lado, los gatos han existido siempre en libertad. Lo que se hace en las las colonias con su castración es intentar que no se reproduzcan, para evitar su multiplicación descontrolada. Y también evitar que gatos enfermos puedan acabar transmitiendo enfermedades… Te agradezco el comentario