Comprar ropa de segunda mano es una de las opciones más respetuosas para el planeta y, frente a la fast fashion y sus sabidos peligros, supone una alternativa ecológica que hasta puede ser más económica. Pero hay más. Existe en torno a esta tendencia un estilo de vida, una pasión por la búsqueda de prendas diferentes para mostrar una identidad única. Y de eso saben mucho dos de los establecimientos que ofrecen en Salamanca este tipo de artículos.
Al frente de ambos están mujeres, buscadoras de ‘tesoros’ que han creado espacios con una personalidad única con los que las plataformas de ‘moda rápida’ no pueden ni soñar. Las dos tiendas ponen en valor las prendas vintage en Salamanca. Una lo hace desde una de las zonas más alternativas, el Barrio del Oeste (‘El Armario del Oeste’, abierta en 2019) y, la otra, en pleno centro, en la calle Meléndez (‘Amarga Vintage’, creada en 2018).
En Europa, la cultura de la segunda mano está cada vez más extendida pero, ¿sucede lo mismo en la ciudad del Tormes? Para la responsable de ‘El Armario del Oeste’, Andrea Pons, “sí y no”. Y es que “hay muchas personas de todo el mundo en la ciudad, pero tal vez las autóctonas sean las que más se resisten aún”.
Sin embargo, es una tendencia al alza. Así lo asegura la dueña de ‘Amarga Vintage’, Yolanda Romero que, desde que abrió su negocio nota que “ha crecido el interés por la segunda mano, sobre todo entre el público más joven”. Al mismo tiempo, reconoce que “queda camino por recorrer”.
¿Flor de un día?
La ropa de segunda mano ha dado un salto abismal gracias a este tipo de proyectos. Los montones de los mercadillos basados en la filosofía del ‘chollo’ quedan en las antípodas de propuestas como las de Andrea y Yolanda. Pero, ¿es esta una tendencia pasajera o un cambio de mentalidad cada vez más instaurado?
A este respecto, la dueña de ‘El Armario’ se muestra contundente y optimista: “El futuro de la moda innegablemente tiene que ser la segunda mano”, asegura Andrea. Para Yolanda, de ‘Amarga, es “un modelo con mucho futuro” pues “cada vez hay más conciencia sobre los impactos del fast fashion, y la gente busca experiencias de compra más auténticas”.
Amantes de lo diferente
En cuanto al tipo de clientes, tanto Andrea como Yolanda coinciden en que sus compradores adoran lo diferente. “Mi cliente más frecuente son personas a las que no les da miedo destacar y brillar más allá de los cánones que dicte el último microtrend”, apunta la responsable de ‘El Armario del Oeste’. “Nuestros clientes son muy variados, pero lo que tienen en común es que valoran la calidad, el buen precio y, sobre todo, la originalidad. Muchas personas vienen buscando prendas que no tenga todo el mundo”, señalan desde ‘Amarga Vintage’.
Motivos detrás de cada compra
Las dos empresarias conocen bien a su clientela y entiende qué les lleva a comprar moda vintage. “Es gente que ha despertado y se ha dado cuenta de que la calidad y los precios de las tiendas convencionales son un completo absurdo, y eligen comprar con conciencia ecológica y social, apostando por materiales de calidad y por apoyar el comercio local; en general conectan con los valores de mi marca o simplemente se enamoran de una prenda”, explica Andrea.
Para Yolanda, las razones también son diversas. “Algunas personas vienen por encontrar una prenda de marca a menor precio y otras porque buscan una prenda con un diseño diferente. Pero cada vez pesa más la conciencia ecológica. Hay un deseo de consumir mejor y vestir de forma más auténtica. También hay quien simplemente quiere sentirse especial, llevar algo que no tenga todo el mundo”, detalla Yolanda.

Desde un punto de vista económico, la segunda mano suele resultar más barata, pero en el caso de la ropa no tiene por qué ser una característica primordial. Al menos no lo es en proyectos como el que Andrea dirige en la calle Asturias del Barrio del Oeste. “Es más barato que algo de la misma calidad y firma de primera mano, pero probablemente no más barato que la ropa de fast fashion. No pongo el foco en el concepto de ‘usado’, sino en su calidad y estado para fijar mi precio”, aclara.
Considerando las característica de mucha ropa actual “muchas prendas vintage resultan incluso más económicas”, pues se confeccionaron “en épocas en las que los materiales y los acabados tenían una durabilidad y un nivel de detalle muy superior al de muchas producciones actuales”, señala Yolanda desde su local de la zona centro. En él, es posible encontrar prendas desde 10 euros, adaptadas “a las tendencias de moda actuales y que han resistido el paso del tiempo”.
¿Chollos o joyas escondidas?
Ni una ni otra son tiendas para hacerse con gangas a las que sacarles partido revendiéndolas desde plataformas de segunda mano. ‘El Armario’ “no es una tienda de chollos, aunque a veces tengamos mercadillos u ofertas; es más un espacio de coleccionismo o de amantes incondicionales de la moda”, enfatiza Andrea.
Desde ‘Amarga’, Yolanda sostiene una versión muy similar. “Sabemos que eso puede pasar en algunas tiendas, pero en Amarga no lo vemos como algo habitual. Nuestro público suele venir buscando prendas para quedarse con ellas y disfrutarlas. Eso sí, cuando hacemos markets especiales para liquidar stock con prendas desde 5 euros, seguro que más de uno se lo plantea…”, comenta.
¿Resulta rentable?
‘El Armario’ vende ropa de los 90 y 2000 y, ‘Amarga’, también de los 80. Tras seis años con su negocio en marcha, Andrea reconoce que su rentabilidad “depende del mes” pues “el problema que tiene la ciudad es que es muy estacional y dependemos de las vacaciones de la universidad en su mayor medida”.
Para Yolanda, su proyecto de la calle Meléndez “sí, lo es”. Admite que “ha supuesto mucho trabajo, sobre todo al principio, pero a día de hoy hemos creado una comunidad muy fiel”. Además, desde 2018 han ido “diversificando y construyendo un universo propio: no sólo vendemos ropa vintage, también accesorios, objetos de decoración y regalos” de “pequeñas firmas con valores sostenibles y éticos”.
Auténticas cazatesoros
Pero, ¿cómo estas expertas en reliquias de la moda destinadas a consumidores que adoran lo diferente consiguen sus tesoros? “Existen almacenes especializados en recolectar y clasificar este tipo de prendas”, aclara Andrea. “Yo, a diferencia de otros modelos de negocio, elijo mis prendas una a una en los diversos viajes que realizo por Europa”, recalca.

La búsqueda exhaustiva es clave también para Yolanda. “Hacemos una labor de selección muy personal trabajando con distintos proveedores especializados en vintage a nivel nacional e internacional. Revisamos prenda a prenda y la clasificamos por década, estilo y estado de conservación”, detalla.
La capital charra cuenta con al menos cinco tiendas especializadas en ropa de segunda mano, sin contar con proyectos solidarios que llevan años vendiendo artículos usados. Pero tanto ‘El armario del Oeste’ como ‘Amarga Vintage’ siguen sus propios rumbos sin reparar demasiado en la competencia. “No tengo mucha idea de cuántas tiendas hay en la ciudad. Al final es un tipo de negocio que refleja el alma de su dueño de forma cristalina. Creo que es prácticamente imposible encontrar dos tiendas de vintage seleccionado igual, así que de una forma u otra es lindo que haya más personas que quieran intentarlo. Eso sí, algunas empezaron y cerraron”, explica Andrea. “Es un sector complicado que requiere mucha dedicación y conectar con el cliente de una forma muy profunda”, advierte.
Espacios con alma
Es posible que haya tiendas salmantinas similares en el sector, “pero ninguna con el mismo enfoque”. En este sentido, ‘Amarga Vintage’ se considera “un proyecto único en la ciudad”, un lugar donde sumergirse en un “universo estético” propio.
Cualquiera de estos dos proyectos permiten una experiencia de compra alternativa, ponen en valor lo diferente y ayudan a cuidar el planeta. Y es que “comprar vintage es revolucionario”, como proclama ‘El Armario del Oeste’ en su página web.




















