“La cartografía hay que entenderla en su concepción y en el momento en el que se hizo. Hay mapas pequeños que tenían su sentido y todo el contenido científico que podían mostrar en ese momento. Nosotros hemos ido a analizar mapas, porque ahí cambió la concepción del mundo”, señala José María Sanz, que junto a José Luis Marcelo, son los autores de Nueva Cartografía de México (1511-1835), libro de investigación editado por la Universidad de Salamanca.
El Estudio Salmantino tiene un fondo cartográfico, histórico y bibliográfico excepcional referida a América. Los dos investigadores han seguido en la brecha de estos fondos, aportando trabajos nuevos. Han pasado desde el punto de vista cuantitativo de 63 mapas, que aparecían en su primer trabajo, a 94. ¿Qué ha cambiado? No se trata de números, es el contenido y calidad.
Hay que considerar que en España no se imprimían mapas. Toda la cartografía era secreto. En Portugal, no se imprimían, pero sí había manuscritos. Los que imprimían eran los italianos. En Italia empiezan a imprimirse ediciones de Ptolomeo, pero con estos mapas modernos.
En 1548, una de estas ediciones que lleva la cartografía mostraba un mundo con la imagen de América. Colón llega el 12 de octubre de 1492, y en abril de 1511, se publica una carta en una edición sevillana en la que se representa el Caribe con las islas principales, las Antillas mayores y la costa caribeña americana, a la que nunca llegó Colón, “al menos que sepamos”, ironizan los autores.
En 1524, se publica la segunda carta de relación de Hernán Cortés, había llegado en 1519 a San Juan de Ulúa. Los autores han considerado que debían mantenerla la doble representación: cuando Cortés llega y la impresión de 1524. Una es lo que sería la costa caribeña de América. Y, la otra la representación de lo que era la ciudad de Tenochtitlán. “Es muy importante porque aparece en la primera mitad de 1524 y a finales de ese año los venecianos dijeron: ‘Si existe una Venecia al otro lado del Atlántico, en el Mar del Norte. Automáticamente, se multiplicaron las ediciones en las que apareció la ciudad de Tenochtitlán desde Venecia”, señala José María Sanz.
No es una cuestión baladí, fue un impacto. Después lo reprodujeron los flamencos, los franceses… pero este dominio del Hernán Cortés era bajo la bandera Carlos I. En este caso y la bandera con el águila bicéfala. “Esto asustaba a Europa, sobre todo a la monarquía, porque se estaba descubriendo un territorio mayor que toda Europa. ¿Qué es lo que tiene la Corona de Castilla allí?”, reflexiona José Luis Marcelo.
Esto causó un impacto que transcendió durante siglos en la cartografía. En todos los mapas, por pequeños que sean, siempre figuraba México con la laguna, aunque fuera en una escala muy reducida. El motivo era por la trascendencia que tuvo y su impacto, pero estamos hablando de siglos después. El impacto de México seguía en las representaciones cartográficas y en la literatura.
Aquí es donde los investigadores se sumergen en otras cuestiones. Van buscando la evolución de las representaciones desde el punto de vista occidental de México. Sin ninguna otra consideración más que el rigor científico.
En los mapas se conocía la presencia de América, de Europa… Pero, ¿qué pasaba?

Empecemos por Europa, ibas navegando hacía el oriente y cuando dabas la vuelta al globo, que ya se sabía que era redondo, estaba Asia unida a América. Sin solución de continuidad. Eso está representado en una edición de 1548, pero llegamos a 1559 y un veneciano, en su obra de la navegación, saca un nuevo escrito de Marco Polo que no se conocía, de la que se conserva un manuscrito, el más antiguo que está en Toledo.
De repente habla del estrecho de Anián que separa Asia de otras tierras. Esto fue una revolución. Se había oído hablar de que los españoles habían llegado a una isla en el Caribe, que era Isabela.
Fue tal el impacto que en 1562, el mismo cartógrafo hace una representación, es un mapa pequeño, antes había representado todo lo que era Asia con América unido y de repente pone el estrecho de Anián, el mar de la China y aparece un mar al Norte. “Todos los mapas con los que hemos trabajado son los fondos de la Universidad de Salamanca y es muy desconocido”, matiza José Luis Marcelo.
Hernán Cortés decide explorar lo que ocurre en el mar del Sur, investiga y llega hasta lo que sería posteriormente Acapulco. Aquí había un marino, Urdaneta, un agustino, que viaja hasta Filipina, recoge las especias que venía de la expedición de la Especiería. Era fundamental para la conservación de los alimentos.

Los barcos españoles eran interceptados por los piratas holandeses e ingleses, por lo que Felipe III dijo que había que descubrir el estrecho de Anián, para que los barcos no se encontraran con los piratas. Se llamó la Nao de la China o el Galeón de Manila. El viaje estuvo vigente desde 1571 y 1815. Hasta prácticamente la independencia de México como nación.
Decían: ‘si navegamos por aquí y recorremos todo esto, podemos llegar a España y evitar a los piratas que nos están esperando a la entrada de la boca de Acapulco’. Existe un grabado del siglo XVII donde se puede ver cómo esperaban los piratas a los barcos españoles.
El salmantino que engañó al mundo
Se organizan expediciones, porque Hernán Cortés hace viajes al norte y fracasaron. En 1602, el Virrey de Nueva España, Mendoza, organiza una expedición para encontrar el estrecho de Anián. Al mando, como capitán general iba Vizcaíno, que ya había intentado esta exploración. Iban tres carmelitas, de los cuales uno era salmantino, Fray Antonio de la Ascensión. Fue estudiante en la Universidad de Salamanca, estudió Cosmografía.
Iba como segundo en la expedición, cuando acaba en 1603, vuelven, están a punto de morir, y llegan hasta Cabo Blanco, es la parte más al norte que se conoce en este momento, el frío, las corrientes adversas, las enfermedades… pero consiguen volver. Hace una relación el viaje. La más completa se conservaba en el Colegio de Cuenca de la Universidad de Salamanca. Y se copia en 1782 por un polígrafo. Esa copia está en la biblioteca de la Real Academia. Al final de su redacción dice. “Y, California es una isla”. No solo es la redacción, Fray Antonio de la Asunción le escribe a Felipe III y Felipe IV hablando de las necesidades, porque en esa expedición habían prohibido que pisasen tierra, que se adentrasen. Solo lo justo para coger agua y alimentos. No podían desembarcar y también ahí se puede leer.
Decía que había que cristianizar, porque los carmelitas iban para atender las necesidades espirituales de la expedición, no para evangelizar. Fray Antonio de la Ascensión pidió que los carmelitas estuvieran en California y se les permitiera evangelizar toda esa área geográfica. Cada congregación quería tener su territorio.

Fray Antonio de la Ascensión aseguró que California era una isla y otros cosmógrafos y viajeros lo reproducen en sus escritos. Este ‘error’ permanece en el imaginario desde la expedición hasta casi finales del siglo XVIII.
Entonces surgen mapas donde está la isla California. Está muy bien retratado todo el continente americano y California es una isla. “Algo que ocurrirá cuando la falla de San Andrés colapse, pero eso no ha sucedido todavía”, bromean los autores.
¿Cuál es la cuestión? Que hasta 1645 California estaba representada como una península, pero es en ese año, cuando se hace el séptimo estado de este globo, aparece como una isla. Fray Antonio de Ascensión es el responsable de esta confusión durante doscientos años. Nadie conoce la historia de este religioso que fue fundamental en la historia de la representación de los mapas y de los viajes.
“Tenía que tener un medallón en la Plaza Mayor. Se la ‘coló’ a todos”, solicita José Luis Marcelo.
La primera representación se hace en Inglaterra y en 1520 ya es un axioma. Se reproduce en todas partes. Fray Antonio de Ascensión hizo varios relatos de estas exposiciones. También hizo mapas, que se han perdido, este relato del Colegio de Cuenta, en 1582 se copia y se guarda, porque se recopilan todos los relatos de viaje que había hecho la Corona de Castilla y después la Española.
Fray Antonio de Ascensión murió convencido de que California era una isla. Esto es una de las cuestiones que aportan en esta nueva edición.
Prepárate Trump
La siguiente tiene mucho que ver con la actualidad más rabiosa de geopolítica. El mapa se publica en 1556, una edición en la que se habla de las expediciones que hubo a América, del conflicto con México y de repente aparecen unos mapas, donde está El acto de las Aleutianas, que no se descubren hasta el siglo XVIII o XIX, y en este mapa ya estaba representado.
¿Cómo es posible que esté representada El Acto de las Aleutianas? ¿De dónde salió esta cartografía? Nadie lo sabe. Esta edición estuvo prohibida porque decían que se criticaba lo que había mandado hacer Calos I en México. Los investigadores creen que se prohibió por este mapa, que es una representación donde se podía medir. “Una persona experimentada en la navegación podía tener una idea de cómo era realmente el territorio. Es un mapa muy pequeño, representa todo el conocimiento que había en ese momento. Estuvo secuestrada durante muchos años”, analiza José Luis Sanz.
En 1590, el cartógrafo Pedro Plantium hace una representación y Aquí aparece el Golfo de México. Donald Trump ha dicho que es el Golfo Americano, desde que empezó a trazarse mapas de América en cartografía, siempre ha sido el Golfo de México, Esto no era América, esa la Mexicana, y el resto era la Nueva Francia.
Los investigadores invita a Trump a que vea esto y a la presidenta de México para que valore lo que hay en Salamanca de fecha muy antigua.
Es una joya cartográfica de la Universidad de Salamanca. No se valoran los tesoros que tenemos.

Salamanca en esta época, a parte del viejo Estudio, tenía cuatro centros que eran los colegios mayores, “el de Cuenca estaba suscrito a ‘Amazón’, las novedades que había en Europa les llegaba a Salamanca. Lo tenían todo en su biblioteca, con lo cual los colegiales podían acceder a todo el conocimiento geográfico y actualizado”, comparte José Luis Marcelo.
España no solo contribuyó a que se conociera más mundo. Los marineros que viajaron en las expediciones eran voluntarios porque así conseguían dinero y redimían a la familia. Era una labor impresionante. Lo hicieron muchos. Lo grande de ellos es que fueron a quedarse y allí también hicieron iglesias, universidades, distribuyo la lengua, religión y mezclaron la sangre.
“Es algo que hizo España. El mestizaje nuestro es la mayor aportación que puede haber nuestro en el nuevo mundo. Cada mestizaje tenía un nombre diferente. De hecho, el virrey tiene órdenes y él las interpreta. La Corona de Castilla y León tenían virreinatos, jamás hubo colonias. Nosotros no colonizamos, les tratamos con los mismos derechos que los vecinos tenían en España”, puntualiza José Luis Marcelo.
La gente que fue a América y que pensaba quedarse, formó una familia.
Hubo también una administración de la Iglesia y de las órdenes religiosas. Los grandes mensajes de la igualdad y el Derecho de Genes lo llevaron los religiosos, en concreto los Dominicos. La Escuela de Salamanca es clave y aquí hay que mencionar a Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Melchor Cano, Fray Bartolomé de las Casas…

Por último, otra de las aportaciones que realizan José María Sanz y José Luis Marcelo en ‘Nueva Cartografía de México (1511-1835) es la incorporación de la parte médica de la geografía, la que tiene que ver con la erradicación de la malaria y cómo querían anegar las lagunas para evitar el paludismo. Pero, no consiguieron en ese momento evitar las infecciones que hubo en la ciudad de México.
Esta obra se puede adquirir en Ediciones de la Universidad de Salamanca y se presenta este miércoles en la Feria del Libro de Madrid, en el salón de actos de la Biblioteca Municipal ‘Eugenio Trías’, en la Casa de las Fieras del Retiro), con la intervención del embajador de México en España, Quirino Ordaz Coppel.





















