Salamanca, la provincia con mayor esperanza de vida de España

Una noticia ha pasado inadvertida para la prensa local de Salamanca, y es una de las buenas, que son las que gustan: Salamanca es desde hace tiempo la provincia con mayor esperanza de vida de España, con 85,4 años de media (82,64 para los hombres y 88,12 para las mujeres), dos años más que la media de España y cinco años más que las provincias con menor esperanza de vida (Ceuta y Melilla).

La alta longevidad de Salamanca puede estar ocasionada por varios factores que me gustaría analizar. Uno, sin duda, creo que es una dieta saludable, y es que en Salamanca, si optas por los productos de cercanía (como se suele dar, por ejemplo, en los mercados semanales y tiendas de los pueblos de la provincia), así como por unos buenos hábitos por parte de la población a la hora de escoger los alimentos y prepararlos, en Salamanca se come sano, natural y bien.

Aún recuerdo cuando trabajaba con los países anglosajones en intercambios, y se sentían horrorizados por la cantidad de fumadores que se encontraban al venir a hacer turismo a España, y la tolerancia social que por aquel entonces había hacia el tabaco en nuestro país. Provenían de unos países mas restrictivos y donde el consumo de tabaco era de los más bajos del mundo, pero se quedaban sin palabras cuando les sacaba las estadísticas de la esperanza de vida. Hoy, España, con un índice de tabaquismo mucho mas alto en comparación con ellos, tiene una esperanza de vida de 83,8 años; Estados Unidos tiene una esperanza de vida de 78,4 años y Reino Unido de 81,8 años. Que nadie entienda esto como una defensa del tabaco –que es obvio y evidente que es nefasto para la salud–, sino como una muestra de que, si dejas de fumar pero comes carne procesada, rebozados, todo frito en cualquier aceite menos el de oliva y todo con azúcar, es probable que te mate antes el colesterol que el cáncer de pulmón, a tenor de las estadísticas.

También, a tenor de las estadísticas, puede que no fumes y te mate el cáncer de pulmón si vives en una ciudad con altos índices de contaminación. La capital charra, que reúne prácticamente al 50 % de la población de la provincia, es una de las ciudades con mayor porcentaje de zona peatonal del mundo, y el resto de la población, que está en el campo charro o en la sierra, vive con unos índices de contaminación mínimos si comparamos con otras provincias.

Si algo me ha enseñado la vida es que el estrés debe ser una de las causas de mortalidad más grandes, pero a la vez más desconocidas y menos medidas. Mata por infarto, por derrame cerebral, porque baja las defensas en un cáncer, pero seguramente nadie lo tiene en cuenta como factor en la estadística al marcar las causas de una muerte, pues es difícilmente medible. Es posible que una ciudad cuya principal fuente de trabajo es la Universidad tenga unos niveles de estrés menores que otras donde la fuente de ingresos proviene de empresas con alto nivel de competitividad entre los trabajadores. Aunque sabemos que los que trabajan en educación también sufren estrés, uno, en Salamanca, si quiere, se levanta pronto por la mañana, se da una ducha, desayuna y se va paseando tranquilamente por calles Patrimonio de la Humanidad hasta su centro de trabajo. No tiene que estar pendiente de llegar en punto al andén a la hora que sale el tren de cercanías, y que este no pierda un instante para conectar con el metro y hacer tres transbordos. Las circunstancias personales de cada uno serán las que sean, pero los de la gran ciudad vienen a nuestra provincia a desestresarse.

Volviendo al cáncer de pulmón, que lo he sacado a colación por algo, a cualquier estadístico le llamará la atención el dato de que la provincia de España con mayor esperanza de vida es, precisamente, la que figura en los mapas del Consejo de Seguridad Nuclear de España asentada sobre granito continente de uranio y con emisiones naturales de radón, siendo este gas una de las causas directas de cáncer de pulmón. Sin embargo, no es Salamanca la provincia que da mayores cifras de mortalidad por cáncer de pulmón. Unos forasteros vinieron al pueblo a decirnos que se llevaban las piedras, y así nos quitaban de aquí el uranio y el gas radón, y nos quitaban el problema. El gas radón es como las cucarachas: como les remuevas el anidero, salen muchas más. Es como el cieno de los ríos: puedes beber el agua clara del riachuelo que va por encima y disfrutarla sanamente, pero como remuevas el fango del fondo, enturbias todo el río. Así que, si dejamos que pongan barrenos sobre nuestras piedras y dinamiten por los aires las rocas para hacer sacar uranio, entonces, a lo mejor, pasamos a liderar el ranking por detrás y superamos a Ceuta.

Postdata: Un guiño a los profesionales de la salud de Salamanca; seguro que también han tenido algo que ver en lograr el pódium.