La compositora y cantante Raquel Martín, Maref, no tiene vacaciones este verano. Y es que no puede parar de hacer música junto a su banda, con quien este verano hace una gira por toda Castilla y León con su nuevo disco. Además, estará en ‘Las noches de Lis’ con un estilo propio que, aunque muchos definen como de cantautora independiente, su trayectoria deja claro que abarca mucho más.
Tampoco ella tiene claro cómo definirlo y asegura que el único modo de entenderlo es escuchando sus canciones. La oportunidad está ahí: este sábado, 26 de julio, en la terraza de la Casa Lis (22:00 horas), en un formato íntimo por el que la vallisoletana de 27 años confiesa especial predilección. Maref promete que “emoción y conexión” se entrelazarán entre ella y el público.
¿Cómo se presenta su verano? Parece que no está de vacaciones, sino más bien muy activa musicalmente.
[Risas]. No estoy de vacaciones, no. Tenemos una gira en Castilla y León este verano, pasando por ciudades como Valladolid, Burgos, Palencia, Soria Salamanca, Béjar, Aguilar de Campoo… Luego nos iremos abriendo más al resto de España. Y con muchas ganas de presentar un nuevo disco que justo estoy preparando ahora y que vamos a tocar en los directos.
Su música es muy íntima, tal vez ideal para la Casa Lis.
Sí. Cuando me propusieron el concierto y vi cómo va a ser el espacio y el escenario, supe que encaja muy bien con la propuesta que presentamos. Es música para escuchar y disfrutar desde una perspectiva diferente a la de los grandes festivales. Aunque también tiene su fuerza en directo.
Se la define habitualmente como cantautora independiente. ¿Le gusta esta denominación?
Podría ser… Me cuesta mucho definir mi estilo musical. Cuando me preguntan, siempre digo: “Pues… ¡escúchalo!”. [Risas]. Las líneas entre géneros se han diluido un poco, por lo que es difícil encuadrarse dentro de uno. Cantautora sí soy, porque soy autora de mis canciones. Pero, a nivel de producción, no tengo el típico estilo que se suele atribuir a un cantautor. Además, experimento mucho mezclando, por ejemplo, sonidos orgánicos con otros más electrónicos. Bebo de diferentes géneros y así he preparado mi propuesta. Aunque no sé muy bien qué estilo es.
Una propuesta muy personal, en todo caso. ¿Cómo se ha hecho hueco en un mercado tan masificado?
Tiene sus dificultades, sobre todo cuando algo es difícil de categorizar o de encuadrar en un estilo comercial. Por eso hay que buscar otros circuitos y lugares. Encajo en ciclos de música como ‘Las noches de Lis’, pero también en salas y festivales. Es una propuesta muy versátil, pero es verdad que no es la más comercial. Tener un proyecto musical de cualquier tipo es ya complicado, y esto tiene retos a mayores. Hay que lucharlo todavía más y seguir buscando el hueco y a las personas a las que les llegue de verdad mi música.
¿Ser mujer lo pone todavía más difícil?
Yo creo que sí. Hay menos presencia de mujeres y de proyectos liderados por nosotras en las programaciones de grandes festivales, solo hay que ver los carteles. Responde a una cuestión estructural: desde cómo se crean los grupos a cómo son los promotores. Yo soy cantante al frente de un grupo, y esa es la figura más habitual de una mujer. Pero promotoras, programadoras… lo tienen todavía más difícil, porque esos son espacios que han estado más reservados para hombres. Pero las cosas están mejorando mucho.
¿Cuáles son sus artistas de referencia?
A veces me comparan con Alice Wonder. Me gusta mucho y, también del panorama nacional, Carlos Ares o Vetusta Morla. Entre la música en inglés, me encanta Aurora.
¿Cuáles son los temas principales de sus canciones?
Son bastante referenciales. Hablan de mí, de cómo vivo las cosas. El anterior disco que saqué -‘Antes de caer’- trataba temas como el desamor. Pero el nuevo va un poco más allá, es más reflexivo e indaga sobre la culpa, la rabia, cómo te ves a ti mismo… Se llama ‘Animal raro’ y aborda todo eso que pensamos que son nuestras rarezas y debilidades, pero que debemos abrazar y dejar ser porque al final nos hacen ser nosotros
¿Es entonces un proceso terapeútico?
Totalmente. Para mí la composición es justo eso, es la forma en que proceso las cosas que me pasan y que me permite sacarlas fuera. Por eso a lo mejor mis temáticas son un poco tristes y melancólicas. Mi forma de escribir es muy visceral.
¿Tiene algún ritual para componer?
La verdad es que no, cada vez llega de una forma. Últimamente tengo poco tiempo, porque no cojo vacaciones en ningún sentido, y me estoy parando menos a componer. Normalmente compongo con la guitarra, escuchando música… No tengo ningún ritual: viene cuando quiere, pero hay que estar ahí.
¿La música es una carrera en la que seguir siempre aprendiendo?
En cualquier aspecto de la vida siempre se puede seguir aprendiendo. Ahora me estoy formando en clases de canto para saber cómo funciona mi voz y tener nuevos recursos. Hay otros temas en los que estoy continuamente aprendiendo: la guitarra, como ocurre con cualquier instrumento, o temas de industria musical, sobre todo a nivel visual.
¿Qué nos va a reglar en la Casa Lis?
Mucha emoción y conexión. La parte que más me gusta de los directos es ese puente que se crea con la gente que te está escuchando. Vamos a regalar toda nuestra energía para que podáis disfrutar de nuestra música.
