Certezas tenemos pocas, opiniones muchas. Nadie quiere se le excluya de exponer su parecer, se le tache de indiferente o se le considere ignorante. Bueno es hablar de lo que se sabe, manifestar el propio criterio, escuchar el de los demás y no desdeñar a quienes piensan distinto. Con tantos a opinar y tan diversos los temas a tratar, es de agradecer, a quienes exponen sus juicios, lo hagan con claridad, objetividad y honestidad.
Recomendable es que antes de opinar haya que informarse para manifestarse con conocimiento, además de con respeto y sinceridad. Reproches merecen quienes opinan sin ton ni son, sacan de quicio su parecer por dar un titular y se hacen un lío por falta de convicción en lo que dicen. Gente que desperdicia a puñados prudencia y sensatez, usan de la suposición como verdad irrebatible y son de hablar con intención de falsear y confundir.
Enredadores de la verdad y embrollones de la realidad son los más de quienes actúan como “creadores de opinión” en medios de comunicación, redes sociales y tertulias televisivas y radiofónicas, capaces de pontificar desde la floración de la patata al efecto de la Agenda 2030 sobre la salud. Opinadores de todo que saben de poco. Y no digo que manipulen y hagan por equivocar, pero a algunos se les nota el sesgo partidista y parece que están dando un mitin en vez de expresando una opinión. Pocos tertulianos hay que, valientes y sinceros, cuando no saben se atreven a decir: no sé.
Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor
Aliseda, una puta coja (2018)
Lluvia de cenizas (2021)
Puesto a recobrar el aliento (2023)
Sombras en el jardín (2024)
