El cáncer de estómago es el quinto más mortal a nivel mundial, pero una gran parte de los casos podrían evitarse. La clave está en una bacteria extremadamente común: la Helicobacter pylori. Según un reciente estudio publicado en la revista Nature Medicine, este microorganismo es el responsable directo de hasta un 76% de estos tumores, lo que convierte su detección y tratamiento en la mejor estrategia de prevención.
Un enemigo silencioso y muy extendido
La infección por H. pylori es mucho más frecuente de lo que se cree. Se estima que afecta a dos tercios de la población mundial, generalmente contrayéndose en la infancia y, si no se trata, persistiendo de por vida. Se transmite de persona a persona a través del contacto boca a boca o por la ingesta de agua y alimentos contaminados.
A pesar de su alta prevalencia, en la mayoría de las personas no provoca ningún problema. De hecho, aunque es la principal causa de úlceras pépticas, apenas un 10-15% de los infectados las desarrollan.
El verdadero peligro de esta bacteria reside en su capacidad para provocar una inflamación crónica en la pared del estómago (gastritis). Con el paso de los años, esta inflamación persistente puede acabar derivando en lesiones precancerosas y, finalmente, en un tumor.
Síntomas y diagnóstico
Dado que la mayoría de los infectados no presentan síntomas, la infección suele pasar desapercibida. Cuando aparecen señales, estas suelen estar relacionadas con una úlcera y pueden incluir:
- Dolor o ardor en el estómago, especialmente cuando está vacío.
- Sensación de saciedad o hinchazón abdominal.
- Náuseas leves, eructos frecuentes o pérdida de apetito.
- Signos de alarma: heces oscuras o con sangre y vómitos con sangre, que requieren atención médica inmediata.
Si un paciente presenta malestar gastrointestinal prolongado, los médicos pueden solicitar pruebas específicas para detectar la bacteria, como un análisis de aliento, de heces o una biopsia durante una endoscopia.
Un tratamiento eficaz para una prevención vital
La gran ventaja es que, una vez detectada, la infección tiene un tratamiento muy eficaz. La terapia combina el uso de antibióticos para eliminar la bacteria con medicamentos que reducen la acidez del estómago, como los inhibidores de la bomba de protones.
El tratamiento no solo tiene una alta tasa de éxito, sino que también reduce drásticamente el riesgo de sufrir nuevas úlceras y, lo que es más importante, frena el proceso de inflamación crónica que puede conducir al cáncer. Por ello, los autores del estudio reclaman una mayor inversión en programas de detección y tratamiento de H. pylori como una medida de salud pública fundamental para prevenir el cáncer de estómago.





















