El Presidente Mañueco dice, entre otras incongruencias, que -quiere que las subvenciones europeas «lleguen a las personas”- que hay que acabar la autovía del Duero en el tramo que falta entre Zamora y la frontera portuguesa.
A cualquiera que conozca la carretera actual, los pueblos del Aliste (Alcañices, Muelas del Pan, Trabazos, etc) y los pueblos al otro lado de la frontera, le tiene que chocar esta propuesta-proyecto. Ni Zamora capital ni estos pueblos necesitan la autovía.
Es verdad que Portugal tiene la A-4, que, desde Oporto llega hasta la frontera, pero esto sólo no tiene porqué justificar su continuación.
Zamora, tiene 59.000 habitantes, 30.000 vehículos, buena conexión norte-sur (Autovía de la Plata) y con el este (autovía del Duero: Toro, Tordesillas), no necesita ni es previsible que algún día lo necesite, esa conexión hasta Bragança (a 100 km de distancia).
La movilidad por carretera es uno de los modos menos sostenibles que existen y su tendencia es a disminuir, no a aumentar.
La carretera N-122 tiene que estar en buen estado de conservación, incluso se puede mejorar, pero no necesita transformarse en una autovía. El flujo actual de tráfico, de unos pocos miles de automóviles/día no lo justifica y lo previsible, es que este tráfico no aumente significativamente.
Los ingenieros de tráfico antes se limitaban a diseñar las infraestructuras para los tráficos futuros, siempre ampliando su capacidad. Si la demanda crecía fuertemente, los ingenieros de tráfico sugerían la adición de carriles. Hoy en día, a causa de la necesidad de un transporte sostenible, se tiende a construir menos vías y a lograr que las personas utilicen otros modos que sean más eficientes en el uso del espacio como el transporte público.
Los métodos de gestión de la demanda de transporte complementan muy bien la ingeniería de tráfico. Pero el señor Mañueco no se ha enterado; o no quiere; sigue anclado al viejo concepto de autovía igual a progreso, o que, a más construcción, más desarrollo.
Por. Asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca
























2 comentarios en «El Plan de la Raya nace un poco rayado»
Evidentemente los planes de la Raya nos rallan, siempre con la misma cantinela que nos recuerda al ex-alcalde de Béjar el Sr. Riñones cuando había conseguido muchos inversores catalanes para reflotar la industria textil, era como una carcajada permanente, un insulto a los ciudadanos, los cuales incluso seguían votándolo.
Pues esto es lo mismo desde que la UE suprimió las fronteras y presupuesto más de 130.000 millones de pesetas para evitar la debacle económica que supondría a esas zonas antiguamente con aduanas hasta ahora en el que se nos sigue insultado con proyectos que nunca llegan a nada ya que el dinero, por ejemplo, se maneja desde Valladolid y no desde Salamanca o Zamora recordando como fue atacada aquella asociación de Salamanca Emprende por parte del PP para acabar con ella y en la que estaban la Caja de Ahorros, la Universidad y muchas asociaciones locales de estas provincias. El PP siempre con su «modus operandi», primero a través de su prensa afín lanzó bulos de corrupción y como no, la fiscalía actuó para atacar a los gestores de aquella asociación, se les hizo una y dos y tres auditorías «forenses» pero nunca hubo pruebas de corrupción, con el tiempo el PP ganó elección tras elección y los dineros de la UE nunca aparecieron o sirvieron para comprar el Adelanto a través de testaferros…
El resumen es que se siguen riendo de zamoranos y salmantinos y muchos mirando su dedo…en lugar de al cielo.
No entiendo muy bien el planteamiento del artículo. Según interpreto no hay que construir autovías porque los números del tráfico en la N-122 hasta la frontera, no dan para semejante obra. Personalmente discrepo y además añado, que alinearse con los que defienden que sólo se hagan infrastructuras allí donde los números dan, es lo que está consolidando esta España hemiplégica con un centro hiperdesarrollado que demanda más masa poblacional y más inversión cada lustro y unas periferias que escapan a la fuerza centrípeta de Madrid y se benefician de las conexiones con el centro. Nosotros -Castilla y León- estamos en el medio. Como recordaba hace poco el alcalde de Vigo, somos tierra de paso. No somos un destino final como Vigo, Coruña, Bilbao Gijón o Santander. Según parece, no nos merecemos unas infrastructuras dignas porque no aportamos usuarios, así que, hasta que se invente la teletrasportación sólo somos una molesta servidumbre de paso entre Madrid y el noroeste costero. Aún así, no nos resignemos.