En plena temporada de calor, mantener las ventanas abiertas durante el día es una de las equivocaciones más comunes. Un experto en energía explica por qué esta práctica es contraproducente y ofrece la clave para ventilar de forma eficiente sin que se dispare la factura de la luz.
Con los termómetros disparados, encontrar un respiro en casa sin depender constantemente del aire acondicionado es un reto para muchos hogares. Sin embargo, un gesto tan habitual como abrir las ventanas para que «corra el aire» puede estar logrando justo el efecto contrario.
Así lo advierte Esa Vakkilainen, profesor de economía energética de la Universidad Tecnológica de Lappeenranta (Finlandia), quien señala el error fundamental que comete la mayoría de la gente: ventilar durante las horas de más calor.
«Si la temperatura exterior es más alta que la interior, abrir la ventana no solo no enfriará la casa, sino que la calentará todavía más», afirma Vakkilainen de forma contundente en el diario Ilta-Sanomat.
La estrategia correcta: cerrar de día, ventilar de noche
Según el experto, la forma más eficaz de mantener una vivienda fresca es protegerla del calor exterior. Para ello, recomienda una estrategia clara:
- Durante el día: Mantener las ventanas y persianas «bien cerradas», especialmente durante las horas centrales del día, cuando el sol incide con más fuerza.
- Por la noche: Este es el momento ideal para ventilar. Cuando la temperatura exterior por fin desciende y es más fresca que la del interior de la casa, es hora de abrir las ventanas para renovar el aire y refrigerar el ambiente de forma natural.
Para quienes viven en pisos o casas con ventanas a ambos lados, Vakkilainen aconseja crear una ventilación cruzada durante la noche, abriendo ventanas en fachadas opuestas para generar una corriente de aire que recorra toda la vivienda. Si por alguna razón es imprescindible ventilar durante el día, la recomendación es hacerlo abriendo únicamente las ventanas que se encuentren en el lado del edificio que esté a la sombra.
