Las Noches del Fonseca colgaron el cartel de “sold out” este jueves con una de las grandes tragedias de Shakespeare: Macbeth. La nueva versión de este clásico, adaptada y dirigida por Alfonso Zurro, celebra el vigésimo aniversario de la compañía Teatro Clásico de Sevilla.
El espectáculo se mantiene fiel al texto original, pero con un enfoque muy actual. La adaptación se aleja de lo sobrenatural para centrarse en los aspectos psicológicos de los personajes. También destaca como elemento “puente” la incorporación de un periodista en escena que narra la acción como si de un informativo televisivo se tratara. Todo un acierto que acerca la obra al espectador contemporáneo sin restarle esencia.
La obra, pese a sus más de 400 años, nos sigue conmoviendo. La visión de Zurro nos recuerda que el horror no está en lo mágico, sino en lo humano. En palabras del director: “quizá nuestro mayor miedo ante un personaje como Macbeth viene porque es humano”. Las brujas se presentan solo como el detonante de la imaginación y los delirios del protagonista. La ambición, el miedo y la culpa son los verdaderos motores de la tragedia.
Íñigo Núñez interpreta a un Macbeth complejo, más víctima de sus pensamientos que villano. Pero es Lady Macbeth quien se impone como el gran personaje de esta obra, y Celia Vioque lo hace brillar con su interpretación.
También merece mención la escenografía, con paneles metálicos móviles que crean un espacio cambiante y opresivo. La decisión de mantener una iluminación muy oscura refuerza esa atmósfera de derrumbe. Pero, de todas formas, no estoy siendo objetiva. Las tragedias de Shakespeare, junto con las de Lorca, están entre mis favoritas. Da igual si la ejecución es perfecta o no: la fuerza del texto te mantiene atrapado en tu sitio, con el corazón en un puño hasta el final. Vayan a ver a Shakespeare al teatro. Es imposible salir indiferente.
Texto y fotos: Elena Vecillas





















