La periodista y actriz salmantina pone sobre las tablas de La Salchichería los días 13 y 14 a las 21.00 horas la obra ‘Señoras’.
Celia, ¿qué tiene el lado femenino que tanto cautiva?
Creo que tanto el lado femenino, como el masculino, cautiva el ser. Lo que ocurre es que la mujer lleva mucho tiempo cautivada y cautiva de sí misma. Se ha metido en la jaula y la ha cerrado por dentro.
¿Sí?
Sí. Tengo 42 años y llevo o llevamos una herencia de generaciones y generaciones en las que las mujeres no han sido lo que son realmente. Venimos de una serie de programas heredados. Somos una especie de robot con un microchip infiltrado y repetimos una serie de patrones de nuestra madre, abuela, bisabuela,… porque realmente es lo que nos han enseñado, que a su vez recibieron. No hay historias extraordinarias, en todas las familias hay sucesos escabrosos, hay asesinatos. Sólo hay que mirar para atrás en las familias y lo ves. Hay una Guerra por medio, ¡quién no tiene muertos!, hay secuestros, violaciones, incestos,… Y con esa herencia venimos. Son mujeres que han cargado con que tienen que ser de esa manera. No creo que haya muchas mujeres que lleven una historia de realización.
¿A qué se refiere?
A que sean lo que son, que quiten todos los programas y dejen de ser lo que fue la madre, que tampoco fue lo que era, ni su abuela,… Y que sea, cada persona, lo que es. Yo con mis 42 años, lo que soy, tú con los tuyos, el otro con los que tenga. Eso es lo que le falta a las mujeres. El hombre, por una cuestión social, ha vivido en un ambiente, teóricamente, más libre, aunque tenía que casarse, pero luego tenía la libertad de hacer una doble o triple vida.
Pero, a los hombres los educan las mujeres…
Sí, pero las educaban conforme las educaron a ellas.
¿Cuánta mujeres hay en una mujer?
Todas estas que digo. Millones de memorias de mujeres antiguas que forman tu ADN. Eres tú, más todo lo demás. Es como si lleváramos toda la memoria de la especia. Tú recibes todo lo anterior, el legado, y en tus manos está dar un salto evolutivo de tu clan o seguir repitiendo el patrón.
¿Qué descubrimos en ‘Señoras’ obra que ha escrito y que interpreta?
Espero que el público me acompañe en mi descubrimiento personal. Hace poco me dijo un amigo que tenía dos opciones, racionalizar una experiencia, donde entra el ego y las fantasías que no tienen nada que ver con la realidad, o puedes experimentar la experiencia y, realmente, no sabes lo que está pasando, porque estás en el proceso. Con ‘Señoras’ he decido experimentar, aunque mi cabeza me lleve a racionalizarlo todo. Espero que el público me acompañe en este viaje, que es de memorias antiguas, de presente que me lleva al futuro. También es un viaje de perdón, de asimilación y espero que de crecimiento. Espero y deseo, para cada uno de los asistentes, lo mismo que para mí.
¿Cuántas capas albergamos?
Muchísimas, tantas como disfraces nos podemos poner.
¿Vamos buscando el reflejo de lo que otros quieren ver en nosotros?
En muchas ocasiones. Ahora que vamos a estar en carnaval, comprobaran que tiene mucho sentido que ‘Señoras’ se estrene precisamente en esta época, porque habla un poco de todo esto, de los disfraces. Cuando nos ponemos un disfraz, no te crees que eres eso, lo utilizas para expresar determinado comportamiento y como medio para divertirte. Lo que nos ocurre con los disfraces que llevamos, los que hemos heredado, es que actuamos inconscientemente y nos creemos que somos ese personaje. Sólo nos vale para una determinada finalidad o propósito y no acertamos a comprender que nos excede.
¿Nos da miedo quitarnos el antifaz?
Muchísimo, porque nos protege de lo que más miedo nos da que es la libertad.
Usted es periodista, ¿cómo se da el salto a la interpretación?
Sabía que tenía que escribir y no sabía qué. Un amigo me animó a hacerlo. He escrito poesía, miles de noticias periodísticas, relato corto, microrelatos,… Y no acababa. Siempre tienes a personas a tu lado, que habla por ti lo que no eres capaz de verbalizar. Felipe Piñuela, de La Salchichería me lanzó el reto y entendí que lo tenía que hacer. Hay veces que las decisiones las toma algo por ti que excede tu capacidad mental y esas son las correctas. Eso que llamamos la intuición, lo que está debajo del iceberg, el inconsciente,…
¿Ha disfrutado?
Es más allá. Es como estar en otro estado. No tengo una palabra para definirlo y eso que estoy en comunicación. Simplemente dejo que sea en mí y yo con esto.
Lo escribió en cuatro días, tan hondo estaba para que saliera a borbotones…
Sí salió a borbotones. Salió de un tirón. Carlos Vicente, el director de la obra, sólo me quito una frase que me dijo: ‘Esto no pinta nada’. Cuando ha salido realmente, perdona el símil, fue como cuando vomitas, que hasta que no lo echas todo no paras. Salió y no me acordaba de lo que había escrito. Luego lo he tenido que interiorizar para interpretarlo.
Su obra incluye baile, fotografía, texto,… ¿Es tan complejo el mundo femenino?
Más que complejo, el director vio que el texto se reforzaba y le daba más fuerza si incluíamos baile y fotografías. Ha sido un ejercicio de confianza absoluta, primero en las personas de La Salchichería, después en Carlos y por último, en mí. Le dije al director que la dirección artística era suya y he tenido plena confianza en todo lo que ha propuesto, porque él ve más allá de lo que yo veía.
