Son animales tan llamativos que parecen de otro planeta o de una serie japonesa de anime. Pero los dragones azules no son un Pokemon. Su nombre científico es glaucus atlanticus y son babosas de mar (gasterópodos nudibranquios). Miden entre 3 y 4 cm de largo y presentan varios tonos de azul y plateado en su brillante cuerpo. Aunque habitan en mar abierto, este verano los bañistas los han visto en algunas costas españolas. Los recomendable es alejarse de ellos y evitar el contacto, pues podrían ser peligrosos.
Sus colores llamativos y las ramificaciones en forma de alas que componen su estructura son sorprendentes para cualquiera, por lo que se recomienda advertir a toda la familia, en especial a los más pequeños, antes de comenzar un día de playa. Se sabe poco sobre este misterioso animal marino, pero se considera potencialmente peligroso por su veneno.
Este lo obtiene de sus presas (medusas, anémonas, pólipos, corales e hidras), como los demás ejemplares de su especie. Cuando les da caza, incorpora esta sustancia, a la que es inmune, en un órgano de su pequeño cuerpo llamado nematocisto, capaz de inyectar toxinas.
Son pocos los encuentros entre humanos y dragones azules, y a penas hay casos de envenenamiento pero, teniendo en cuenta la escasa información sobre el riesgo que puede suponer el contacto, lo mejor es alejarse y no tocarlos nunca.
Lo idóneo sería, además, alertar a los servicios de salvamento y, en caso de contacto, acudir a un centro médico, en especial si se nota molestia en la zona o cualquier otro síntoma.





















