A mediados de agosto, media España está en fiestas y la otra mitad se acopla para celebrarlas allí donde haya. Entre los taurinos corre un dicho, «quien no torea el 15 de agosto, ni es torero ni es ná». Y es que, efectivamente, por la Virgen de agosto unos mil doscientos municipios honran en España a su patrona. Además, para reforzar el ciclo, sigue san Roque. Ni se sabe en cuántos pueblos de España se le honra como patrón o protector.
La provincia de Salamanca también le homenajea en bastantes lugares. Carbajosa de la Sagrada tiene más repercusión mediática, aunque Villarino de los Aires no se queda atrás. Igualmente están Valdecarros, Cantalpino, Membribe y, por supuesto, Valdelosa, que mi amiga Magdalena lo apostilla cada vez que menciono al mío. Es algo notorio, y ya conocen mi objetividad al respecto, que las fiestas de San Roque por antonomasia son las de Macotera, el mejor pueblo del mundo en prácticamente todos los aspectos que quieran considerar. El último, lo habrán leído, el reconocimiento de elaborar el mejor jamón de bellota de España, es decir, del mundo mundial. Y san Roque forma parte del ADN macoterano por ser la seña de identidad que amalgama el sentir de la patria chica.
San Roque, aunque le digan francés, realmente es aragonés. A finales del siglo XIII Montpellier formaba parte de la Corona de Aragón. Roque, de buena familia, peregrinó a Roma, cuidó a los apestados, contrajo la enfermedad y, retirado para no contagiar, un perro le alimentaba. De ahí los atributos iconográficos del peregrino, la llaga en la pierna y el perro con el pan. A partir de su canonización en 1629, muchos pueblos azotados por la peste le adoptaron como patrón y celebraron su memoria en acción de gracias.
En cada lugar la fiesta ha evolucionado de manera diferente, aunque se compartan caracteres. Pero la de Macotera es singular al haber configurado y preservado la genuina procesión del santo. Es larguísima, pero no por el recorrido, sino por las pausas. De hecho, hasta que estiraron varios desfiles penitenciales de la capital, esta, de casi seis horas, era la de mayor duración en la provincia. Y por los toros, que bien podría seguir.
La procesión es única por el baile ante el santo durante todo el itinerario. En cuanto san Roque asoma por la puerta parroquial, suena la charrada y los brazos se alzan hasta el cielo iniciando el baile popular con el que la villa honra al patrón. Realmente, esta es una procesión profana, poco devota, aunque la integremos en el complejo ámbito de la religiosidad popular. La charrada, con dulzaina y redoblante, dura poco más de un minuto y se repite una y otra vez mientras el cortejo avanza pocos metros en cada intervalo. Los Pachulos, ya en la mitología popular, fueron los dulzaineros que durante décadas acompañaron musicalmente la procesión. Ahora es otro grupo local, Adobe, que dirige Víctor Blázquez, gran revitalizador de la música tradicional desde la Escuela de Dulzaina y Percusión de Macotera.
San Roque es el todo y hace palpitar el corazón macoterano. Sin él y cuanto le rodea no se entendería el devenir de la villa y sus gentes. Por ello, como cada año, se repite el ritual, que es hacer siempre lo mismo, para seguir haciendo lo de siempre.
























1 comentario en «¡Viva san Roque!»
Que voy a decir , de Macotera , San Roque , La Charrada ,
Soy Macoterana , Pachula , y mi abuelo hizo la Charrada , me siento muy orgulloso de ser de Macotera , VIVA MACOTERA
VIVA SAN ROQUE ,
VIVA LOS PACHULOS