Opinión

¿Cómo evitar los incendios forestales?

Vicente/ICAL. Un hidroavión, un camión de bomberos y las llamas del incendio de El Payo. (Archivo)

La respuesta es múltiple porque las causas de los incendios también lo son. Lo que no podemos hacer es colaborar con la divulgación de esos argumentos tan simples como “limpiar el monte”, meter mucho ganado, movilizar el ejército para apagarlos, etc.

Los factores más importantes que intervienen en la frecuencia y propagación de los incendios son el calentamiento global, la despoblación, el abandono de los campos y la falta de gestión de los bosques, montes y cultivos forestales, es decir, falta una política forestal coherente. (1)

Así hemos visto cómo en las olas de calor los incendios son mucho más virulentos y extensos, y sabemos que las olas de calor tienen relación directa con el calentamiento global del planeta que va mucho más rápido de lo que quiere admitir la clase política, especialmente la de derechas. Por lo tanto, lo primero y urgente es parar cuanto antes las emisiones de dióxido de carbono, metano y los otros gases de efecto invernadero. 

El abandono de grandes extensiones que antes se cultivaban con cereales, frutales o se pastoreaban, ha hecho que se recuperen antiguos bosques en masas que tienen muchos km2 sin ninguna interrupción que actúe de cortafuegos. Hasta los años 60 la mayor parte del territorio se aprovechaba, si no se cultivaba, las ovejas, cabras, caballos y vacas comían casi toda la hierba y brotes de los árboles pequeños. El sector primario ocupaba a millones de personas y cada palmo de tierra tenía uso.

En nuestros días el aprovechamiento del suelo es radicalmente distinto. El abandono de millones de fincas y montes, evidente. En las montañas, en todo el territorio susceptible para ello, se cultivan especies forestales de una o dos especies (generalmente de las más pirófitas). Y la búsqueda de su máxima rentabilidad hace que no se fragmenten los cultivos en rodales separados que dificultarían la propagación de los incendios.

Los bosques maduros son más resilientes y si se queman, se recuperan más fácilmente y casi con seguridad quedarán parte de los mismos que no son arrasados por el fuego. Por ejemplo, los súber, los alcornoques, con su gruesa corteza de corcho, cuando el fuego no es catastrófico se recuperan fácilmente y al siguiente año vuelven a brotar. Pero también para protegerlos, es necesaria una fragmentación del paisaje boscoso transformando el bosque cerrado en zonas aclaradas y pastizales. Las encinas también se pueden recuperar en pocos años.

En general, hay que ir hacia unos montes con menor carga de combustible, pero también hacia rodales de bosques maduros que pueden ser barreras para el fuego o en el peor de los casos resilientes, pero que serán islas donde la conservación de la biodiversidad es su objetivo principal (2). El pastoreo tradicional, si es sostenible, es un método barato y eficaz para conseguir esos paisajes variados y con menor carga de combustible: un rebaño de 40 cabras consume 100 kg/día de biomasa seca.

Dado que el 81%, de los incendios son producidos (intencionadamente o no por el hombre) también hay que actuar sobre estas causas múltiples (manejo agrícola, ganadero y negligencias), caza (3%) y pirómanos (6%). (2)

Solamente hay un 5% sobre los que no podemos hacer nada, los producidos por los rayos.

Por lo tanto, para reducir y paliar los efectos de estos incendios catastróficos hay que dedicar suficientes recursos. Hemos visto las protestas de los bomberos, que se les maltrata con condiciones de trabajo muy duras, precarias, plantillas mermadas y trabajadores no cualificados. Hemos visto que la Junta de Castilla y León redujo cada año el presupuesto en prevención. Tampoco se dedican recursos a la investigación reforzando las fiscalías, policía judicial, funcionariado especializado, ni la investigación en las universidades.

Este año la Junta tenía un presupuesto de 100 millones de € para una superficie forestal de 5 millones de hectáreas, es decir, 20 euros por hectárea. Pero es que ni siguiera ha llegado a ejecutar el presupuesto.

En junio tenía ejecutado menos del 50%, sabiendo -no pueden ser tan ignorantes- lo que iba a pasar este verano. Hay que dedicar recursos a la educación y formación porque las negligencias y accidentes constituyen nada menos que el 28% del origen de los incendios y en todos los casos se subestima el riesgo.

Y por último, es necesario dinamizar el medio rural para que la gente que allí vive tenga suficientes alicientes para quedarse en los pueblos y permitirles que vivan de los recursos que ofrecen los montes, así como la recuperación de todos los servicios sanitarios y educativos.

Por todo ello, llamamos a participar en la manifestación del jueves 21 a las 20.00 h en la plaza Mayor.

(1) el 81% de los espacios forestales en España carecen de plan de ordenación.

(2) 2020. EUROPARC-España. Bosques maduros mediterráneos: características y criterios de gestión en áreas protegidas

(3) 2019. MAPA. Decenio 2006-2015. Los incendios forestales en España

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