El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con cortar la financiación federal a los museos públicos del país, acusándolos de promover una ideología «progresista» y «antiestadounidense». La advertencia, que sigue el modelo de recortes ya aplicados a universidades, sitúa al prestigioso Instituto Smithsonian en el centro de la polémica.
Según Trump, estas instituciones se centran en exceso en los aspectos negativos de la historia del país. «El Smithsonian está fuera de control», afirmó el mandatario, criticando que sus exposiciones pongan el foco en «lo terrible que fue la esclavitud» en lugar de en «lo positivo», como «el éxito» o «el futuro» de la nación.
En un mensaje en su red social, Trump calificó a los museos de ser «el último segmento que queda de lo WOKE» —término que emplea para referirse al progresismo— y aseguró que ha dado instrucciones para revisar su financiación. Esta amenaza verbal se suma a una orden ejecutiva firmada en marzo, en la que exigía eliminar toda «ideología impropia, divisiva o antiamericana» de estas instituciones.
La Casa Blanca ha defendido que los museos deben mostrar la «extraordinaria herencia» y el «progreso constante» de Estados Unidos. Sin embargo, la medida ha generado un fuerte rechazo. El grupo por la justicia racial Black Lives Matter acusó a Trump de intentar imponer un «cuento de hadas» y negar las atrocidades del pasado.
El debate se ha trasladado a la calle, donde las opiniones están divididas. Mientras algunos ciudadanos defienden la necesidad de conocer todos los aspectos de la historia para «no repetir errores», otros apoyan la visión del presidente de ofrecer una imagen más positiva del país.





















