Kiko Rivera e Irene Rosales han puesto fin a 9 años de matrimonio y 11 de relación. La pareja tiene dos hijas en común, Ana y Carlota.
Ahora, es propio DJ el que cuenta cómo se siente en estos momentos en los que vuelve a estar solo y lo hace a través de sus redes sociales, donde explica que no sacará rédito económico de esta situación sentimental, «ni voy a acudir a televisión para hablar de mi vida privada», deja claro.
Asegura que le ha costado mucho llegar a esta paz mental, y por eso escribe estas palabras… y después comenzará a adaptarse a su nueva vida.
Irene y él han decidido tomar caminos por separado. «No es fácil. Nunca lo es. Tomar la decisión correcta a veces es lo más difícil, pero también lo más necesario. Y en este caso, lo hacemos con respeto, con gratitud y con la certeza de que lo más importante seguirá siendo lo mismo: nuestras niñas», matiza.
Para los dos, las niñas son la mayor prueba del amor que hubo, y seguirán siendo el motor que les unan de por vida. «Seremos padres siempre, y ese lazo no se rompe con una separación», apunta el hijo de Isabel Pantoja.
Reconoce que habla desde la madurez de aceptar que a veces soltar es la mejor manera de cuidar lo que realmente importa. «Lo vivido queda en el corazón, y lo que viene, aunque diferente, puede ser más sano, más real y más honesto. Hoy cierro un capítulo con gratitud, pero abro otro con esperanza», aclara.
Señala en el comunicado que la vida continúa. «Estoy convencido de que lo mejor aún está por llegar, porque a veces lo que más duele es lo que finalmente nos hace más fuertes».
Por ello, puntualiza que hoy no empieza un final, empieza una transformación. «La vida me ha enseñado que incluso en medio del dolor hay lugar para la gratitud, y que de cada cambio nace una oportunidad. El futuro es incierto, sí, pero también está lleno de posibilidades, y voy a recibirlo con la fuerza de alguien que sabe que lo más valioso ya lo tiene: mis hijos y la paz de haber hecho lo correcto», concluye.





















