Los socios fundadores de la extinta Gecobesa, empresa creada para gestionar la estación de esquí de La Covatilla, en la Sierra de Béjar, se han reunido con sus demás integrantes y los dos presidentes que tuvo la sociedad. Diez años después de su liquidación, han puesto en común su visión sobre la situación actual de las instalaciones y han difundido un comunicado para denunciar, este jueves, que el proyecto está “desmantelado”.
“Transcurrida una década desde que Gecobesa dejó la estación de esquí, constatamos que está poco menos que desmantelada, con sus remontes principales y parte de la maquinaria fuera de servicio, las pistas abandonadas, los sistemas sin mantenimiento, sin personal, sin técnicos ni directivos, sin programación comercial o de promoción… sin nada”, exponen.
Aseguran, además, sentirse “profundamente desolados y gravemente preocupados ante esta situación, que contrasta de manera rotunda con todas las temporadas que transcurrieron bajo nuestra gestión”, así como “agraviados, además, por las falsas imputaciones y descalificaciones padecidas durante todos estos años”.
Por todo ello, con la intención de “poner las cosas en su sitio”, ofrecen su “colaboración desinteresada para reconducir la deriva peligrosa en que se encuentra actualmente la estación de esquí”.
“Creemos que La Covatilla nunca ha dejado de ser un importante factor para la economía de la ciudad y su entorno, pero su futuro, en estos momentos, pende de un hilo. La ciudadanía tiene derecho a conocer las circunstancias en que se ha fraguado este escenario, para que se pueda corregir el rumbo y la nave pueda volver a flote”, agregan.
1 comentario en «La historia interminable de La Covatilla»
¿Merece la pena reinvertir tanto dinero en la estación de ski cuando el cambio climático no permite asegurar que todos los inviernos, ni siquiera que la mayoría, tengan suficiente nieve ? Es una pregunta que creo que mas de uno nos hacemos y mas cuando parece que prácticamente hay que construirla de nuevo porque se ha dejado sin cuidar y mantener durante mucho tiempo. Los cañones de nieve no sirven de mucho cuando al día siguiente el sol aprieta y la nieve fabricada se derrite.
Quizás un proyecto menos ambicioso, que no requiera una inversión tan grande, podría aprovechar el atractivo de la nieve, cuando la hubiera y ser aprovechable en el resto de meses, especialmente los de verano en los que también se reciben visitantes.
A veces tenemos que aceptar que las cosas cambian y que lo que funciono ayer puede ya no ser util hoy. Cuéntenselo a los relojeros, a ver cuantos relojes arreglan hoy en día.
No lo sé. Pero creo que merece la pena, al menos, planteárselo, porque estamos hablando de mucho dinero.