Un ‘Adenauer’ aparca en Salamanca

La pieza de septiembre es un Mercedes-Benz 300 C (1956) y se puede ver en el Museo de Historia de la Automoción de Salamanca
La pieza de septiembre es un Mercedes-Benz 300 C (1956) y se puede ver en el Museo de Historia de la Automoción de Salamanca

El Museo de Historia de la Automoción de Salamanca (MHAS) continúa descubriendo, mes a mes, auténticos tesoros de sus colecciones. En esta ocasión, la pieza de septiembre es un Mercedes-Benz 300 C (1956), conocido como ‘Adenauer’, que forma parte de la exposición ‘Mercedes: La Estrella’ y pertenece a la colección Miguel Ángel Llorente Muñoz.

Este septiembre es especialmente significativo para el MHAS, ya que, además de esta destacada pieza, el museo celebrará varias jornadas de puertas abiertas, una oportunidad única para disfrutar de su patrimonio automovilístico. Toda la información sobre las fechas y actividades puede consultarse en la página web oficial del museo y en sus redes sociales.

Concebido en los años 40 y presentado en el primer Salón del Automóvil de Frankfurt tras la Segunda Guerra Mundial (1951), el Mercedes-Benz 300 marcó un antes y un después en la industria. Fue diseñado como berlina de representación de gran lujo, dirigida a jefes de Estado, diplomáticos y personalidades influyentes, consolidando a Mercedes-Benz como referente mundial de la automoción de alta gama.

El modelo 300 C se distingue de sus predecesores por una luneta trasera más amplia, neumáticos más anchos y frenos de tambor asistidos, que mejoraban la visibilidad y la seguridad. Su imponente carrocería y su avanzada motorización lo convirtieron en el vehículo más grande y veloz de Mercedes en su época.

Datos Técnicos del Mercedes-Benz 300 C (1956)

  • Longitud total: 5.065 mm
  • Distancia entre ejes: 3.050 mm
  • Altura total: 1.600 mm
  • Anchura: 1.850 mm
  • Cilindrada: 2.996 c.c.
  • Potencia: 125 CV
  • Motor: 6 cilindros en línea
  • Velocidad máxima: 163 km/h

Aunque no fue un diseño completamente nuevo, el 300 incorporó innovaciones mecánicas que lo situaron a la vanguardia, como el motor de seis cilindros en línea con árbol de levas en cabeza. Su chasis reforzado le permitió alcanzar un extraordinario equilibrio entre lujo, potencia y fiabilidad, consolidando a Mercedes-Benz, como símbolo de prestigio internacional en la década de 1950.

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