De vacaciones nos vamos con la intención de vivir emociones nuevas y sucedan cosas distintas, y volvemos con la sensación de haber hecho parecido, con gente como la de siempre. Y es que, pese a movernos por nuestra cuenta, dependemos de los demás. Peor ha sido, haya habido días de no ver el sol, oculto por el humo de los incendios, mientras las “autoridades” se “esforzaban” por mostrar las incompetencias del adversario político.
No será fácil, pero hay que hacer un examen riguroso de lo acontecido este verano, de cenizas rojas cubriendo el cielo, humo haciendo el respirar de ahogo y los ojos llorosos por la impotencia y el abandono. No puede repetirse que mientras los bosques ardían y un estallido de indignación recorría el campo y los pueblos, las Administraciones no hayan estado a la altura por falta de prevención, planificación y medios.
Malo, se pueda pensar que vaya a haber veranos peores que este porque “algunos” en vez de luchar contra las llamas se pelean con el de al lado. Cumple sacar los incendios de la bronca política, se aprenda a coordinarse y aparcar las diferencias, para evitar más desdichas. Mientras, septiembre sigue asomándose a nuestra vida sin sorpresa, sea la vuelta a la rutina, al trabajo o el colegio, y se mantienen lo vasto del espacio, el girar del planeta, las noticias, el presente más o menos duradero y el que cada uno represente su papel, camino de un futuro inmenso.
Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor
Aliseda, una puta coja (2018)
Lluvia de cenizas (2021)
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Sombras en el jardín (2024)






















