La educación sexual

El Centro de Planificación Familiar fue pionero en la ciudad y provincia, y de los primeros de España. En sus aulas se enseñaba una educación sexual clara, con base científica, y se les introducía en las técnicas de planificación familiar. Se daban clases de sexualidad en el propio centro y en los barrios y colegios, y se ofertaba asistencia ginecológica, psicológica para solucionar los problemas de pareja y los derivados de las relaciones interpersonales. No se dejaban de lado los aspectos sociales, económicos y laborales, que se atendían a través de la Asesoría Jurídica que llevaba una abogada de prestigio, Mercedes Pedraz.

El CPF estuvo gestionado por el Ayuntamiento de Salamanca, las Asociaciones de Vecinos y los profesionales del centro. Se cobraba una pequeña cantidad, a la que se renunciaba cuando los demandantes reconocían escasos recursos. Un grupo de profesionales trabajaron sin recibir nada a cambio, gratuitamente, convencidos de que realizaban una labor social impagable.

En la calle del Doctor Piñuela, en la trasera de la cafetería Novelty, se instaló la primera sede del Centro de Planificación Familiar. Para su acomodo se realizaron obras por valor de 20,5 millones de pesetas. Como no teníamos espacio en otros lugares, abrimos provisionalmente en aquellas dependencias un centro social para alcohólicos en fase de rehabilitación y otro para la integración social de sordos.

En octubre de 1982, ya funcionaba el CPF y Educación Sexual en La Salle, Tejares. Desde 1980, cuando el Ayuntamiento decidió su creación, hasta la instalación definitiva en Tejares habían transcurrido dos años de asentamiento de un centro novedoso y necesario para Salamanca. Las mujeres universitarias fueron las que más frecuentaron el servicio, pocas parejas y menos hombres. Para que se animara la clase trabajadora se organizaron charlas y se editaron folletos informativos sobre anticonceptivos, salud y sexualidad, y enfermedades de transmisión sexual. El servicio más demandado fue el de ginecología. Los análisis practicados no se cobraban, y por la consulta se abonaba un precio simbólico. En abril de 1983 habían pasado por el CPF más de 500 personas.

En octubre de 1984 se inició una nueva etapa del CPF con Rolando Salazar como ginecólogo, dos psicólogas, Marisa Montero y María Jesús Almendra, y una enfermera matrona, Mª Ángeles Mangas. En noviembre de 1985, los centros de planificación familiar de la Junta, Ayuntamiento e Insalud se coordinaron, facilitando esta última institución el personal médico.

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