Opinión

EE.UU: ¿Hacia la dictadura?

Donald Trump. (Archivo/White House)

En una reciente reunión de gabinete Donald Trump dijo que él no era un dictador, pero que “algunas personas preferirían tener un dictador si les asegura que detendrá el crimen” (que es lo que se supone está haciendo él).  Y lo cierto es que después de ocho meses en la Casa Blanca lleva bastante camino recorrido hacia la dictadura, a donde dirige al país si antes no surge un amplio movimiento social y político que lo impida. En España nos resultan familiares los rasgos esenciales de ese sistema político, que vemos claros en este caso.

1.- La concentración de poderes en el presidente, que invade desde el ejecutivo competencias de los poderes legislativo y judicial, así como las de los gobiernos de los estados federados. Hasta ahora Trump ha firmado 198 órdenes ejecutivas, o sea decretos que sortean al Congreso en cuestiones que debería conocer, como las de política exterior. Los autos judiciales que tratan de frenar esos abusos de poder se encuentran con un valladar importante: el conservador Tribunal Supremo y su extravagante teoría de que los jueces no pueden invalidar decisiones del presidente cuando este actúa como tal. Así que Trump puede pasarse por el forro la Constitución, las leyes y los tribunales. (Como vemos, el lawfare no es cosa exclusiva de aquí, si bien en España es bidireccional.)

2.- La apropiación del aparato del Estado para subordinarlo a fines partidistas y sectarios. Se han suprimido unidades administrativas y expulsado a miles de funcionarios, que son sustituidos por personal de confianza del presidente. Aquí destaca el papel clave de la Heritage Foundation, que ha seleccionado y formado a ese personal a todos los niveles, llegando incluso al Tribunal Supremo y la vicepresidencia de Vance. Esta fundación es el Estado Mayor del movimiento conservador e integrista norteamericano y mediante su Project 2025 aporta a Trump las propuestas políticas que van destilándose en las citadas órdenes presidenciales.

3.- La persecución de la disidencia política y cultural.  Ahí van los ataques a ciertos medios de prensa, bufetes de abogados y políticos de la oposición, junto a la retirada de subvenciones a universidades, museos y centros culturales donde se expresen valores de respeto a la diversidad cultural o sexual, a la verdad histórica, a la ciencia comprometida con el cambio climático, etc. Se trata de erradicar lo que llaman el “radicalismo woke”, el ecologismo y cuantas tendencias se separen de los valores de la familia patriarcal, la religión cristiana y la tradición cultural de la minoría blanca, anglosajona y protestante.

4.- La  militarización, que llega incluso al orden público. Se usan unidades militares y policías especiales (Guardia Nacional, FBI, Cuerpo de fronteras) en funciones propias de policías locales. Y se echa mano de legislación obsoleta para detener y expulsar masiva y arbitrariamente a inmigrantes ‘invasores’ (o impedir la entrada en el país). Por otro lado, se trata de reforzar el músculo militar, incluso en el ámbito de las armas atómicas, con un presupuesto que podría alcanzar el billón de dólares para 2026.

5.- La propaganda chauvinista y agresiva, sintetizada en los eslóganes América First, América Great Again, Help Your Country, etc., que promueven ciertos medios y los gigantes tecnológicos de las redes (Meta, Microsoft, Open AI, Apple, etc.). Trump se reunió el jueves pasado en una cena con sus ejecutivos para afirmar su alianza estratégica. Un elemento de la propaganda es el culto a la personalidad del presidente, con sus recurrentes tweets y apariciones jactanciosas y sus avatares como Superman, el Papa o el Tío Sam.

Todos estos aspectos son complementarios y van encaminados a hacer de Trump un dictador vitalicio, perfectamente homologable a Putin o a Xi Jinping. Capítulo aparte sería el de su política exterior, de la que, de momento, solo avanzamos una idea general. Trump encarna el clásico modus operandi de la mafia: amenaza y genera inseguridad, incluso entre sus aliados, pero no está dispuesto a inhibirse o a ayudar si no se pasa antes por caja, donde, por cierto, ha subido las tarifas a su antojo.

4 comentarios en «EE.UU: ¿Hacia la dictadura?»

  1. Esto que esplica Ud. Es muy ilustrativo , pero solo es el principio de lo que posiblemente pase , ESPEREMOS QUE NO EL MIMI

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  2. Simplemente al Sr. Trump, le votaron 75 millones de estadounidenses, le quedan 3 años y no se puede presentar otra vez. También cuando fue presidente Reagan, prácticamente se discutía que el mundo se acababa, que habría una guerra nuclear y terminó con acuerdos con el Sr Gorbachov y acabando con las dictaduras comunistas.

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  3. A mí no me da miedo lo que pueda suceder. Me da miedo lo que ocurre y más la falta de respuesta por parte de otros gobiernos o de la sociedad civil. O que a través de tantos canales de comunicación como hay ahora no nos lleguen apenas las protestas contra su política.

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