Marta Santos sacó el duende que lleva dentro e hizo que la Plaza Mayor bailara y coreara sus canciones. Una puesta en escena sencilla. Lució camiseta blanca estampada con botas de cowboy y pantalón negro. Y un saludo directo: «Buenas noches, Salamanca. ¿Cómo estáis? Yo súper contenta y muy feliz de estar aquí con todos vosotros. Espero que disfrutéis, como lo vamos a hacer nosotros». Así se presentó a su público.
Ya es más que una joven promesa, ahora es una artista que sabe pisar el escenario con temperamento. Y, todo en un tiempo récord. Algo tendrá que ver el talento, su voz templada y esa facilidad de conquistar al público.
Salamanca vibró con las canciones de la artista sevillana que pone palabras al amor, al desamor, a la familia y a los pequeños detalles de cada día. Todo ello con un lenguaje cercano.
Su trabajo, Algo sencillito, consiguió ser triple disco de platino y la mejor canción flamenca en los premios Odeón. Eso le permitió editar su primer disco, Poquito a poquito, que ya ha sido Disco de Oro en ventas.
Y, los éxitos continúan, porque La vida eterna supera las 34 millones de reproducciones.
Imagen. Pablo de la Peña.
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