Salamanca, Juzbado, Machacón y Ciudad Rodrigo se unirán el sábado 20 de septiembre a la Termometrada 2025, una iniciativa de ciencia ciudadana que busca evidenciar el fenómeno de la isla de calor y la necesidad de adaptar pueblos y ciudades a las altas temperaturas.
La convocatoria, promovida por organizaciones como Salvemos Nuestros Parques, Juventud por el Clima, Barrios por el Clima o Ecologistas en Acción, reunirá en todo el Estado a unas 700 personas en más de 60 municipios, entre ellos 24 capitales de provincia.
En la capital salmantina, las temperaturas se medirán en cinco zonas: Garrido; Puente Ladrillo/Alto del Rollo; Bretón/Centro; Oeste; y Tejares/Chamberí.
La metodología consiste en realizar tres mediciones en un mismo día -a las 8:00, a las 17:00 y a las 23:00 horas- para reflejar la evolución térmica desde la madrugada hasta la noche. Las personas participantes trabajarán en grupos de tres, midiendo en entornos contrastados:
- Paraíso: pavimento permeable y sombra de árboles.
- Intermedio: pavimento duro pero con sombra.
- Infierno: pavimento duro y sin sombra.
La comparación de resultados permitirá demostrar hasta qué punto la dotación de arbolado y zonas verdes mejora la habitabilidad urbana frente al calor. Los datos se registrarán en la web, junto a fotografías y coordenadas de los puntos de medición.
La iniciativa, inspirada en la primera Termometrada celebrada en Madrid en 2023, denuncia la falta de ambición de las ciudades españolas en sus políticas de adaptación al cambio climático. Mientras en otras urbes europeas se avanza en plantaciones masivas de árboles o en la eliminación de asfalto, en España se siguen priorizando el coche y el pavimento, incluso con la tala de árboles maduros en zonas urbanas.
En el caso de la capital salmantina, se reconoce el avance que supone la próxima plantación de miles de árboles en el polvorín de Tejares, en la periferia de la ciudad, y algunos en su interior, pero se critica que no se actúa en barrios sin apenas zonas verdes y en las plazas duras, además de empeorar la situación con la creación de “grandes infiernos” como los aparcamientos disuasorios, donde se asfalta masivamente sin dejar espacio para arbolado que podría refrescar la ciudad y dar sombra a los vehículos.
Más allá de los resultados concretos, la organización considera que la participación ya es un éxito, pues demuestra la capacidad de la ciencia ciudadana y la creciente sensibilidad social hacia la necesidad de renaturalizar pueblos y ciudades.




















