La cadena de televisión ABC ha suspendido de forma «indefinida» el programa del humorista Jimmy Kimmel, una de las voces más populares y críticas con Donald Trump en la televisión estadounidense. La decisión llega tras un comentario irónico del presentador sobre la muerte del activista conservador Charlie Kirk, asesinado la semana pasada. La cancelación ha sido celebrada por el propio Trump y ha desatado una enorme polémica sobre la libertad de expresión en Estados Unidos.
El incidente con Kimmel es el capítulo más reciente y visible de una larga y sistemática campaña de acoso por parte de Donald Trump contra los medios de comunicación y los periodistas que se han mostrado críticos con su gestión. Esta estrategia, que combina ataques personales, amenazas regulatorias y descalificaciones constantes, se ha intensificado desde su regreso a la Casa Blanca.
Un patrón de hostilidad
La guerra de Trump contra la prensa no es nueva. Durante su primera presidencia, popularizó el término «fake news» (noticias falsas) para atacar a medios de prestigio como The New York Times, The Washington Post o la CNN, a los que llegó a calificar como «el enemigo del pueblo». Esta retórica sentó las bases para un clima de hostilidad que ha ido en aumento. Algunos de los casos más sonados incluyen:
- La retirada de acreditaciones: En uno de los episodios más sonados, la Casa Blanca retiró temporalmente la credencial al corresponsal de CNN, Jim Acosta, tras un tenso enfrentamiento con el presidente en una rueda de prensa. La medida fue vista como un ataque directo a la libertad de prensa y tuvo que ser revertida por orden judicial.
- Ataques personales a periodistas: Trump ha señalado y ridiculizado públicamente a numerosos periodistas. Son célebres sus ataques a la presentadora Megyn Kelly tras un debate electoral o sus constantes motes despectivos a profesionales como Chuck Todd («Sleepy Eyes») de la NBC.
- Presiones a las empresas mediáticas: La actual Administración ha utilizado su poder para presionar a las empresas propietarias de los medios. Antes de la cancelación de Kimmel, CBS anunció el fin del programa de Stephen Colbert, otro gran crítico del presidente, alegando motivos económicos que muchos analistas vincularon a presiones políticas.
- Amenazas con acciones legales: Trump y su equipo han amenazado y presentado demandas millonarias contra varios medios, buscando silenciar informaciones desfavorables a través del desgaste judicial y económico.
La suspensión de «Jimmy Kimmel Live!», impulsada por amenazas del presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) nombrado por Trump, es considerada por organizaciones de derechos civiles y figuras del Partido Demócrata como el paso más grave hasta la fecha, pasando de la retórica a la censura directa de una de las figuras más influyentes del entretenimiento.





















