Un equipo de científicos ha logrado visualizar y medir por primera vez los pequeños cúmulos de proteínas que se consideran el verdadero desencadenante de la enfermedad de Parkinson. Este avance, publicado en Nature Biomedical Engineering, podría suponer un antes y un después en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad neurológica que más rápido crece en el mundo.
Hasta ahora, los médicos identificaban el párkinson por la presencia de grandes depósitos de proteínas en el cerebro conocidos como «cuerpos de Lewy», que aparecen cuando el daño ya está hecho.
Sin embargo, se sospechaba que unos grupos mucho más pequeños y tempranos, los «oligómeros de alfa-sinucleína», eran los responsables de iniciar el daño neuronal, pero eran demasiado pequeños para ser detectados.
Gracias a una nueva técnica de imagen, los investigadores han podido ver estos oligómeros, comprobando que son más grandes y numerosos en los cerebros de pacientes con párkinson.
El hallazgo más importante es que han identificado un tipo específico de estos cúmulos que solo aparece en personas con la enfermedad, lo que podría convertirse en el primer marcador para un diagnóstico precoz, incluso años antes de que aparezcan los síntomas, y abrir la puerta a fármacos que frenen la dolencia en sus etapas iniciales.





















