Extraña que con lo bonito que es el mundo y tantas cosas pequeñas y grandes que disfrutar, cale el discurso de unos pocos, listos, influyentes y aprovechados que difunden mensajes en los que priorizan lo negativo, exageran errores y reducen la realidad a lo que les conviene. Algo, que no nos merecemos, va mal. Para contrarrestarlo, hacer porque resulte más hermoso el día y los buenos momentos, compartirlos.
La política a corto plazo, orientada a mantenerse o asaltar el poder, trae malas consecuencias para los ciudadanos de a pie: incita el desánimo y fomenta la división. No va a ser fácil librarse de quienes atentan contra la tranquilidad, se hacen pasar por el ombligo de la sociedad y rehúyen que haya un marco estable para que se pueda convivir con libertad, paz y sentido común. Falta diálogo, acuerdos y una base social sana que lo sustente; un centro moderador y equilibrador.
Conveniente sería que a los que les han hecho creer que por tener pareja, casa, coche y dos semanas de vacaciones en la playa, pertenecen a la clase media y disfrutan de un estado privilegiado a defender con uñas y dientes de bárbaros, desarraigados y antisistema, se percatasen de que les están revistiendo la verdad de engaños y metiéndoles miedo con la intención de que se cojan de su mano, célebre, distinguida e influyente, para ser conducidos a una fiesta de la que solo cabe conformarse y aplaudir.
Licenciado en Geografía e Historia, exfuncionario de Correos y escritor
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Lluvia de cenizas (2021)
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1 comentario en «Algo que nos merezcamos»
Entiendo de esta reflexión, que la sociedad en la que vivimos nos ofrece bienestar suficiente para ser aceptablemente felices.
Pero hay medradores que todo lo empañan y con bulos deforman e inquietan a la población.
Debemos ignorarlos y aislarlos con nuestra indiferencia