Ya saben que aquí somos de aplicar para todo las soluciones de la Escuela de Salamanca, es decir, muy de Santo Tomás de Aquino. Nuestro método: Observar, criticar, proponer y ejecutar.
Observar: Desde los años 50 del siglo pasado Castilla y León viene perdiendo población, tanto en la dictadura como en la democracia y como ejemplo tenemos los siguientes datos: antes de la llegada de Aznar éramos 2.581.893 y actualmente 2.399.404, es decir hemos perdido 182.489 habitantes en un tiempo en el que España ha ganado 9.981.643. En nuestra región siempre ha sido dirigida por gobiernos la derecha mientras que en España se han alternado la derecha y la izquierda.
Igualmente, antes de la llegada del Señor Aznar teníamos un Caja de Ahorros como mínimo en cada provincia y también un Banco de España además de Bancos privados como el Banco de Castilla. Con el Señor de Guindos todas las Cajas de Ahorros desaparecieron y en tiempos del primero todos los Bancos de España menos uno en Valladolid, es decir, los castellanos y leoneses tienen grandes barreras incluso para invertir en Deuda del Estado directamente.
Criticar: Respecto de la población es evidente el efecto de la “fuerza de coriolis” que ha supuesto Madrid para nuestra región ya que si nosotros hemos perdido población y nuestros ahorros, Madrid los ha ganado y con creces. El “centralismo” de la dictadura ha sido seguido por el “centralismo” de la democracia. Nuestros jóvenes más preparados están mayoritariamente en la capital de España y nuestros ahorros se gestionan por bancos cuyas sedes no está ninguna en nuestra región. Salamanca tiene más salmantinos vivos fuera de la provincia que habitantes tiene la capital. ¡Una barbaridad”.
Proponer: Gobierne quien gobierne y si todo sigue igual será por la derecha, hacer una verdadera operación acordeón para reducir el número de administraciones –tenemos el mayor ratio de administraciones y políticos por habitante del mundo- para reducir costes e incrementar ingresos del estado sin tener que subir los impuestos y así sería oportuno que cada capital de provincias se fusionara con todo su alfoz y cada cabecera de comarca –mínimo 10.000 habitantes para ser un Ayuntamiento- hiciera lo mismo con los pueblos de su demarcación. Las diputaciones se diluirían en estos centros comarcales que al recibir más ingresos y reducir los costes podrían invertir más en su entorno –por ejemplo más parques de bomberos para evitar nuestros terribles fuegos que han arrasado más de 100.000 hectáreas o más hospitales.
Ejecutar: Siguiendo a don Miguel de Unamuno, que ejecuten “ellos”, es decir nuestros políticos que para eso están para buscar soluciones que nos impidan seguir deshumanizando y desperrando. “Más bomberos, menos consejeros”.
José Luis Blanco – Economista.
