Con chocolate, con o sin azúcar, con canela… Los amantes de los churros los disfrutan de cualquier modo. Gustan tanto en España como fuera, y son habitualmente considerados un producto típicamente español. Sin embargo, esta creencia es errónea.
De hecho, lejos de ser made in Spain, es un producto más bien made in China, según numerosas teorías. Y tampoco son precisamente modernos, pues datan del siglo XII. Su nombre original habría sido también muy distinto: youtiao.
Esta preparación era también una masa frita, aunque salada. Su origen, más que apuntar al actual disfrute, quiso poner de manifiesto una protesta por una traición, la del del ministro Qin Hui, a quien se le atribuyó de la muerte del general Yue Fei, considerado un héroe nacional. La forma del churro doblado y unido en sus extremos simbolizaría dos tiras que, a su vez, representarían dos culpables, en concreto, el citado asesino y su esposa.
El producto terminó pasando a formar parte de las mesas chinas durante el desayuno, en las que se acompañaba con salsas picantes o arroz, entre otros ingredientes salados.
Se cree que llegó a la Península Ibérica a través de Portugal, pero los panaderos españoles fueron haciendo la receta cada vez más dulce hasta convertirla en la golosina irresistible que es para muchos el churro… e incluso la porra.
En el caso de ambos, se mantiene la simplicidad de sus ingredientes, básicamente harina y agua, así como abundante aceite para una fritura perfecta que mantenga su corazón tierno y su textura externa crujiente.



















