Opinión

Críticas hipócritas

[dropcap]C[/dropcap]riticamos, y no sin razón, que los partidos políticos viven demasiado en su propia endogamia. La rigidez de sus estructuras, el anquilosamiento y la burocratización de las propias élites provocan y alimentan la desafección política de los ciudadanos. El partido socialista entendió estas críticas y se propuso dar un giro total a esta situación. Se estableció un proceso democrático interno de primarias para elegir al secretario general y dar la posibilidad a todos los militantes de votar y elegir a su candidato. En este proceso salió elegido Pedro Sánchez y desde ese momento se convirtió en el secretario general de todos los afiliados. Desde el primer momento entendió el mensaje y hemos visto una nueva forma de hacer política más transparente, cercana y más acorde al pensamiento socialista que nos ha devuelto a muchos militantes la ilusión y la esperanza.

Hay mucha gente, especialmente desde la derecha de este país, a la que le interesa que este proceso fracase, sobre todo, para poder justificar la falta de democracia interna de su propio partido y desde el minuto cero se han pasado el día intentando desestabilizar al PSOE y el liderazgo de su secretario general. Esto es entendible desde el punto de vista de la rivalidad. Lo que cuesta entender es que desde las propias filas socialistas se entre al trapo de las provocaciones, no solo de la propia derecha sino de personas que lo único que les ha interesado en su trayectoria en el partido socialista es defender sus intereses, privilegios y parcelas de poder.

[pull_quote_left]Hay mucha gente, especialmente desde la derecha de este país, a la que le interesa que este proceso fracase, sobre todo, para poder justificar la falta de democracia interna de su propio partido [/pull_quote_left]A Pedro Sánchez se le está pidiendo que deje entrar el aire limpio en el partido, que aleje a corruptos y presuntos corruptos de las filas socialistas y que termine con los reinos de taifas que tanto daño han hecho al partido. La decisión de la Ejecutiva Federal de disolver la federación madrileña ha sido una decisión valiente y ejemplarizante y desde el punto de vista estatutario legal, pero si alguna pega hay que ponerle al procedimiento es que no se hubiera actuado antes. Hay suficientes elementos que han obligado a dar este paso, no solo por las presuntas sospechas que relacionan a Tomás Gómez en la operación “púnica” o tranvía de Parla, que ya serían motivos suficientes para justificar la intervención, sino porque no se puede aceptar que haya personas en el partido socialista madrileño que estén actuando de verdadero tapón impidiendo mejorar los resultados electorales y presentar mejores candidatos a las elecciones.

Entiendo que pueda haber confusión con este tema, muchos por falta de información y desconocimiento sobre la inestabilidad orgánica que llevaba arrastrando esta federación sin que nadie, hasta ahora, hubiera puesto remedio, otros porque pueden más los personalismos y lealtades inquebrantables que la responsabilidad y tratan, conscientemente, de confundir a la opinión pública echando balones fuera sobre los verdaderos motivos de esta intervención. y otros que aprovechan cualquier situación para ajustar cuentas.

[pull_quote_left]Dejemos que se tomen decisiones con transparencia, sin hipocresías, pensando solo en los intereses de los ciudadanos[/pull_quote_left]Pero, la verdad es que hay personas que tienen su imagen tan desgastada a nivel público que, a veces, los mensajes terminan por asociarse a las personas que los transmiten y ya se puede tener la mejor propuesta política para los ciudadanos que no les llegará por culpa del mensajero. En algunos casos no quiere decir que se dude de su capacidad política pero, desgraciadamente, los mensajes terminan por asociarse a las personas que los transmiten. Un partido político debe salir a ganar unas elecciones y está obligado a poner a los mejores candidatos.

Por lo tanto, se requiere una lectura adecuada de esta situación, dejando de mirarse tanto el ombligo, escuchando a los ciudadanos que no solo votan por un proyecto político, sino por lo que el partido pueda transmitirle y por la honestidad de sus dirigentes y candidatos. Dejemos que se tomen decisiones con transparencia, sin hipocresías, pensando solo en los intereses de los ciudadanos. Hagamos entre todos un proyecto de partido con alternativas justas y solidarias que recobre la ilusión del partido socialista.

Con esto no quiero callar la crítica, todo lo contrario, es necesaria y obligada, sobre todo dentro de los cauces adecuados, con inteligencia y sosiego. Hagamos un ejercicio de prudencia, sensatez y generosidad, porque el debate hipócrita que solo busca seguir conservando parcelas de poder no convence a nadie y aprovechar cualquier debate para amenazar el liderazgo del secretario general puede rebotar contra la persona que lo lanza.

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