Las tropas israelíes han comenzado a replegarse de la Franja de Gaza por primera vez en dos años de conflicto, en cumplimiento de un acuerdo con Hamás que contempla la liberación de rehenes por prisioneros y el cese de las hostilidades. Tras el anuncio, miles de palestinos desplazados en el sur han emprendido el camino de vuelta a sus hogares en el norte, a pesar de las advertencias de Israel sobre el peligro que todavía persiste en la zona.
La tregua, mediada por Estados Unidos, Catar y Turquía, entró en vigor al mediodía, momento en que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron el reposicionamiento de sus tropas «a lo largo de las líneas de despliegue actualizadas». Este pacto representa la «primera fase» del plan impulsado por el presidente estadounidense, Donald Trump, quien tiene previsto aterrizar en Israel el domingo por la noche para supervisar el proceso. Según sus previsiones, la entrega de rehenes debería completarse entre el lunes y el martes.
Mientras tanto, en Gaza se vive una mezcla de alivio y tensión. El cese de los combates ha permitido a miles de familias intentar regresar a ciudades devastadas como Tal al Hawa o Sheikh Radwan para comprobar el estado de sus viviendas. Sin embargo, el Ejército israelí ha instado a la población a no acceder a las áreas que siguen bajo su control, calificándolas de «extremadamente peligrosas», y mantiene la vigilancia con drones para restringir los desplazamientos.
En Jan Yunis, al sur, los residentes han confirmado la retirada de tanques, aunque se han seguido escuchando disparos esporádicos. En el centro, en el campo de Nusseirat, algunas posiciones militares han sido desmanteladas. La retirada también ha permitido a los equipos de rescate reanudar la búsqueda de cuerpos bajo los escombros, recuperando al menos diez cadáveres en las últimas horas.
Los detalles del intercambio
El acuerdo pone sobre la mesa cifras concretas. Israel ya ha publicado una lista con los nombres de cerca de 2.000 prisioneros palestinos que serán liberados. Por su parte, Hamás liberará a un grupo de rehenes israelíes, de los cuales 20 continúan con vida y 26 habrían fallecido, según las últimas informaciones.
Desde el ámbito político, las declaraciones marcan la fragilidad del momento. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha sido tajante al afirmar que Hamás debe desarmarse. «Si no lo hacen por las buenas, será por las malas», advirtió. En contraste, el líder de Hamás en Gaza, Jalil al-Hayya, aseguró desde Doha haber recibido «garantías internacionales» de que el conflicto ha terminado, calificando el acuerdo como «el comienzo del fin de la agresión».
Este pacto es considerado el paso más significativo hacia la paz desde que estalló el conflicto en octubre de 2023, cuando un ataque de Hamás en territorio israelí causó la muerte de 1.200 personas y la captura de 251 rehenes. Desde entonces, la ofensiva israelí ha dejado más de 67.000 víctimas mortales en Gaza, ha provocado el desplazamiento de la gran mayoría de sus 2,2 millones de habitantes y ha reducido a escombros gran parte del enclave.
