Casi cuarenta años apagando fuegos

José Santos Jiménez, sargento y jefe de guardia en el parque de Bomberos de Salamanca
José Santos Jiménez, sargento y jefe de guardia en el parque de Bomberos de Salamanca. Fotografía. Pablo de la Peña.

De risa fácil y de buena conversación. Se nota que es hijo de su padre, el gran profesor Emiliano Jiménez. José Santos Jiménez se ‘jubila’ después de casi cuatro décadas siendo bombero en Salamanca. Durante la charla recordará viejos tiempos, anécdotas tristes y muy graciosas y hablará de sus quemadura, de sus compañeros que son amigos, porque forman un equipo y de lo mucho que le gusta su profesión.

Como dice Presuntos Implicados, ¿Hemos cambiado mucho –Salamanca- en estos 40 años –esa canción tiene 36-?
Entre en 1988 a trabajar. Hemos cambiado mucho en el parque de bomberos y en Salamanca. Antaño había una palabra que no ‘conocía’ la gente y ahora está instaurada en nuestra vida: la prevención. Estamos más concienciados. En cualquier edificio nuevo que entras, hay extintores en las escaleras. Y, el parque de Bomberos ha cambiado muchísimo.

¿Dónde empezó?
En Campoamor. No sabíamos lo que era un ordenador. (Carcajada) Todo lo hacíamos a mano. No teníamos uniformes ignífugos.

¡Iban a pecho descubierto!
¡A tumba abierta! No teníamos protocolos de nada. Ahora hay un incendio en garaje, tenemos protocolo, al igual que si ocurre en vivienda, accidente de tráfico… Eso significa que cuando vamos, sabemos dónde nos tenemos que colocar y qué tenemos que hacer. Por supuesto, los protocolos son flexibles.

Recuérdenos cómo se equipaban.
Cuanto entré, el material era muy elemental, pero era mucho peor antes. Se jugaban la vida. Respiraban mucho humo, porque casi no había equipos. El vestuario estaba confeccionado con material usual, no profesional. Eran muy valientes.

¿Tiene quemaduras reales?
Alguna tengo. Una vez me quemé las orejas…
Lo siento. Voy a hacer un chiste. Es fácil.
(Carcajada)
No lo cuento mucho por ahí, porque todo el mundo me dice: ‘Normal’. Los que iban detrás de mí, dijeron: ‘José, menos mal que ibas el primero’. (Risas)

José Santos Jiménez, sargento y jefe de guardia en el parque de Bomberos de Salamanca. Fotografía. Pablo de la Peña.

Pongámonos serios. ¿Se ha quemado alguna vez con la profesión?
Esta profesión es muy gratificante cuanto te sientes útil y solucionas un problema o contribuyes a que no se agrave más. Pero, también ves cosas muy fastidiadas.

A su padre le gustaban mucho los dichos, cuentos populares, refranes,… y si me permite voy a jugar con esto para hacerle la entrevista. Por curiosidad. ¿Cuál es el refrán que más repite asociado con el fuego?
Son dichos muy de bomberos. Cuando una cosa está muy fastidiada, pero de verdad, digo: ‘Van a volar las uralitas’. Es porque la uralita cuando se calienta mucho estalla y salen trozos disparados. Es un dicho de bomberos de antaño. También utilizo la expresión: ‘Esto me huele a humo’, cuando sospecho que me están engañando.

Esta la utilizamos también los no bomberos.
Otra que también usamos es: ‘Vamos a hacer esto primero, por si vienen mal dadas’. Es que cuando estás en el parque, no sabes cuándo tienes que correr a uno de los camiones.

¿Ha llevado ese dicho a su vida personal?
Sí. Pero, ya era así antes de ser bombero. Siempre ha sido responsable. Lo importante, al principio.

Como experto. ¿El que juega con fuego se quema?
Sí, sin dudarlo, en todos los sentidos.

¿En los fuegos siempre hay humo?
Siempre. Nosotros adoramos al equipo de respiración como si fuera un compañero más. Hoy en día nos metemos muy dentro, durante mucho tiempo y en un ambiente muy agresivo, porque tenemos un vestuario muy específico y equipos de respiración. No solo hay humo, hay gases tóxicos. Hay veces que entramos en locales donde el techo está a 600 o 700 grados y en el suelo a 300º. Si sale un compañero con el casco un poco doblado, es que ha estado mucho tiempo de píe. Lo normal es que estemos de rodillas o tumbados, porque hay menos humo y temperatura, por eso los uniformes tienen rodilleras y coderas. También es cierto que antes los fuegos eran más sanos, no había tanto derivado del petróleo y tanto plástico. Hoy en día, los humos son muy tóxicos.

¿Dónde hubo fuego siempre quedan rescoldos?
No. Apagamos bien los incendios.

José Santos Jiménez, sargento y jefe de guardia en el parque de Bomberos de Salamanca. Fotografía. Pablo de la Peña.

¿Cuándo entran en un edificio BIC -catedrales, palacios..- toman precauciones?
No. Los bomberos tomamos decisiones rápido. Tenemos nuestros trucos para actuar. Lo tenemos todo muy ordenado.

¿Qué es lo primero en una intervención?
Las personas y los animales. Si no hay personas implicadas, pasas a la siguiente pantalla: los bienes. Si estamos en un edificio histórico, los bienes son muy importantes. Tenemos cursos de trabajo en Ciudades Patrimonio y en temas relacionados con las obras de arte. Salamanca es Patrimonio de la Humanidad y cuando vamos a una intervención en un edificio histórico, tenemos especial cuidado con las obras de arte y su protección. Con unos ventiladores grandes dirigimos los humos y las temperaturas hacia zonas donde no causen daños. Pero, siempre van primero las personas.

Recuerda alguno.
El de iglesia de San Martín hace 25 años. Hubo un incendio importante. Afortunadamente, trabajamos muy bien. Entré y salí por una ventana.

¿Cómo es la relación con un compañero que sabes que te puede salvar la vida o tú a él?
No pensamos tanto en eso, si lo hiciéramos, nos daría miedo. No solo somos compañeros, somos amigos. Pasamos muchas horas juntos, comemos y dormimos juntos. Fuera del parque, quedamos para hacer actividades como montar en bici o ir a la montaña. Son amigos.

¿Usted cocina?
Sí, además me gusta, aunque aquí, en el parque, no lo hago.

José Santos Jiménez, sargento y jefe de guardia en el parque de Bomberos de Salamanca. Fotografía. Pablo de la Peña.

¿Le gusta su trabajo?
Me gusta muchísimo.

¿Cómo mejoraría usted el parque de Bomberos de Salamanca?
Como viví la época en la que estábamos tan desastrosamente mal, donde no teníamos ni protocolos… Esto me parece, fantástico. Mis compañeros son grandes profesionales, se forman constantemente… Tendríais que ver las maniobras, parece que estamos en una intervención real. Es lógico, porque los que nos jugamos el tipo somos nosotros.

¿La implicación va en aumento a medida que se cumplen años como bomberos?
Aquí hay una cosa que manda mucho, si hay alguno que tira para atrás en el sentido laboral, los demás compañeros se lo van a recriminar, porque tenemos muy interiorizado que esto es un equipo.

Entre bomberos, no se pisan la manguera.
No. En mi caso, soy el jefe del equipo, porque alguien tiene que hacer las labores administrativas, pero es que me lo ponen muy fácil. Su trabajo lo hacen a la perfección. No tengo escaqueaos y lo digo con todo el orgullo del mundo. En mi turno somos 18 bomberos y en el parque somos unos 90.

¿Es un buen número para Salamanca?
Un poquito más no vendría mal. (Risas) Dentro de esas 18 personas, hay algunos que tienen que estar al teléfono, otros son conductores… eso hace que no todos podamos coger la manguera, por decirlo de alguna manera. También tenemos personas de baja, por distintos motivos… Al final, si tienes una intervención seria, andas con el personal justo. No te digo nada, sin hay dos actuaciones de este tipo a la vez.

¿Cuántas intervenciones hacen al año?
Unas 1.600, que salen unas cuatro o cinco diarias.

José Santos Jiménez, sargento y jefe de guardia en el parque de Bomberos de Salamanca. Fotografía. Pablo de la Peña.

José Santos, ¿si mira atrás qué ve?
Veo a muchos compañeros jubilados y otros que ya no están. Era un crío de 20 años. Me enseñaron mucho. Fui la segunda o tercera promoción que entré por oposición. Antes entraba el que quería.

Explíquese.
Era muy arriesgado porque no había uniformes en condiciones y sí muchas casas de madera que se quemaban con facilidad. Pero, es que además, cuando en aquella época un fontanero, electricista, carpintero… ganaban 3.000 pesetas al mes (18€) Los bomberos ganaban unas 1.000 pesetas (6€) Voy a contar una historia, creo que entró un alcalde y dijo: ‘Pero, ¿cómo andan así los bomberos?’. Señor alcalde lo dice por el sueldo, ¿hay que subírselo? El alcalde respondió que había que duplicárselo.

No podían vivir con ese sueldo…
No, casi todos tenían dos oficios, el de bombero y otro. Entraban de voluntarios. Era un plus. Eso sí, le echaban muchas horas. Luego empezó a cambiar el tema y hubo oposiciones. Yo entré en 1988. Era una generación nueva, teníamos que estudiar y hacer unas pruebas físicas. Se notó un cambio generacional, dicho desde el más profundo respeto. Nos decían que estábamos criados a yegures y cola-cao. (Risas) Nosotros empezamos a trabajar con equipos de respiración, ellos estaban acostumbrados a ponerse un pañuelo.

¡Madre!
Todo ha cambiado mucho. Cuando se enteraban de que eras bomberos, te decían: ‘No dais ni golpe’ o ‘Todo el día jugando a las cartas’. Ahora, nos aprecian mucho. Decía mi padre que ese cambio se produjo en el 11-S -atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York-. Creo que en ese cambio de imagen, los medios de comunicación tenéis mucho que ver, porque sois el nexo de unión entre nosotros y el ciudadano.

Por curiosidad, ¿les dan las gracias?
Sí, nos dan las gracias y nos traen dulces.

José Santos Jiménez, sargento y jefe de guardia en el parque de Bomberos de Salamanca. Fotografía. Pablo de la Peña.

Nos cuenta alguna anécdota. Lo más surrealista que le ha pasado, sorprendente, generoso, peligroso…
Hace cuatro o cinco años fuimos a un accidente de tráfico, donde falleció una niña de unos ocho años, y cuando llegó el padre… ¡imagínate! Hace un año vino al parque a darle las gracias al compañero que le dio apoyo psicológico. En la carretera decía: ¡Yo no voy a superar esto! Pues, nos contó que habían tenido otro hijo y que la vida sigue.

¿Ha tenido miedo?
Sí, sobre todo en aquella época, en la que se nos caían las casas encima. Alguna vez lo he pasado mal. Cuando me quemé las orejas (risas) Te cuento, como sabrás, para que haya fuego, necesitas que haya oxígeno. Una vez entramos en una vivienda que estaba muy enganchada por todas las habitaciones.

¿En qué sentido?
Que había mucho fuego y mucha temperatura. Cuando entramos en esos sitios, lo que hacemos es cerrar todas las puertas. Aquella vez, la de las orejas, se rompió una ventana y entró oxígeno de pronto y se reavivó el fuego. Tuvimos que salir para atrás, porque subieron las calorías de manera muy rápida. Aún no teníamos el verdugo de protección y las partes que salían del casco, se nos chamuscaron a varios, a mí más. (Carcajada) Ahí lo pasamos muy mal.

Alguna curiosa.
Se escapó un chimpancé del circo y tuvimos que ir a buscarlo. Se metió en una casa abandonada y se subió al segundo piso. Llegamos al piso y lo metimos en la cesta escalera y cuando íbamos bajando, los fotógrafos hacían fotos, y el chimpancé sonreía y nosotros íbamos con cara de susto. (Risas)

José Santos Jiménez, sargento y jefe de guardia en el parque de Bomberos de Salamanca. Fotografía. Pablo de la Peña.

3 comentarios en «Casi cuarenta años apagando fuegos»

  1. Un placer haber coincidido contigo, gracias a ti primero fuí Socorrista, después compartí contigo la profesión que tanto te apasionaba, ahora desde el norte sigo acordándome de ti, a disfrutar de esta nueva etapa fiera

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