El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado ante el Parlamento israelí (Knéset) el comienzo de una nueva era para la región, declarando «el fin de la guerra y del terror». En un discurso de más de una hora, interrumpido constantemente por los aplausos, Trump ha celebrado el éxito de la primera fase de su plan para Gaza, que ha culminado con la liberación de todos los rehenes vivos en manos de Hamás. «Israel, Estados Unidos y las naciones de Oriente Medio pronto estarán más seguros», prometió.
«No es solo el final de una guerra, sino de una era de terror», afirmó un entusiasta Trump, quien recordó los ataques del 7 de octubre con un solemne «nunca más y nunca olvidar». La única protesta durante su intervención fue la de dos diputados de extrema izquierda, Ofer Cassif y Aymen Odeh, que fueron desalojados de la sala.
El mandatario, que se definió como una persona «basada en detener las guerras», agradeció a su enviado para Oriente Medio, Steve Witkoff, y a su yerno y mediador, Jared Kushner, por el esfuerzo que ha hecho posible el alto el fuego. «No habría paz sin Steve», destacó.
Trump insistió en que «la pesadilla ha terminado, no solo para los israelíes, sino también para los palestinos». En su discurso, enumeró sus acciones contra Irán y el Estado Islámico, el apoyo al Líbano para desarmar a Hizbulá y el impulso de un acuerdo nuclear con Teherán. «Con nuestro apoyo, Israel ha ganado todo lo necesario para alcanzar la paz a través de la fuerza», reiteró.
Sobre su relación con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, admitió que «no es la persona más fácil para llegar a acuerdos», pero añadió que «eso es lo que le hace grande». Netanyahu se había mostrado contrario a una tregua durante las negociaciones, llegando a atacar a la delegación de Hamás en Doha. Trump felicitó a su homólogo por declarar la victoria y le aconsejó: «Ahora que no hay guerra, podrías ser un poco más amable».
Antes de su intervención, Trump se reunió en Jerusalén con familiares de los rehenes liberados. Con esta visita, se convierte en el cuarto presidente estadounidense en dirigirse a la Knéset, tras Jimmy Carter (1979), Bill Clinton (1994) y George W. Bush (2008). Por su parte, Netanyahu calificó a Trump como «el mejor amigo que el Estado de Israel ha tenido en la Casa Blanca» y aseguró que su papel ha sido «determinante para la vuelta de los rehenes».
