La Audiencia Provincial de Salamanca ha condenado a un hombre a 18 meses de cárcel por maltratar a su esposa y a sus hijas menores en Guijuelo, a las que deberá indemnizar con un total de 6.200 euros, según recoge la sentencia.
Por un lado, al individuo se le atribuye un delito de malos tratos en el ámbito de la violencia de género, por el que le corresponde una pena 9 meses y 1 día de prisión, a la que suma la prohibición del derecho de tenencia y armas por 2 años y 1 día, así como la de aproximarse la mujer “a una distancia inferior 100 metros a su domicilio, se encuentre o no en el mismo, a sus lugares de trabajo o cualquier lugar frecuentado por esta”, además de la “prohibición de comunicarse con ella por cualquier medio, incluso por persona” por 5 años.
La sentencia incluye para el autor de los hechos, además, un delito de malos tratos en el ámbito familiar, por el que se le interpone la pena de 9 de meses y 1 día de privación de libertad, la inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad de su hija durante 2 años y la misma prohibición de tenencia de armas, junto con las disposiciones de alejamiento aplicadas en el caso de la esposa.
El tribunal atribuye al hombre un tercer delito de amenazas, por el que le interpone la pena de 60 días de trabajos en beneficio de la comunidad, más las mismas prohibiciones que en los dos ya citados.
Los hechos ocurrieron el 7 de junio de 2024, cuando el imputado regresó al domicilio familiar por la tarde después del trabajo y “empezó a insultar a la que era entonces su mujer”, diciéndole “con ánimo de menospreciarla que era una hija de puta, que se tenía que poner a trabajar, para a continuación, guiado por el ánimo de atentar contra su integridad física, agarrarla del cuello y tirarla sobre la cama”.
A continuación, y según añade la sentencia, le impidió “levantarse, al tiempo que le daba patadas en ambas piernas, hasta que en un momento dado entró la hija mayor del matrimonio”, de 15 años, que ayudó a su madre, lo que puso “fin a la agresión”.
Asimismo, el 9 de junio de 2024, dos días después, en el mismo domicilio, el individuo “entró en el cuarto donde estaban estudiando sus dos hijas y al negarse estas a darle un beso, guiado por el ánimo de atentar contra la integridad física de la mejor, de ocho años, le propinó “un puñetazo en la cabeza”, lo que hizo que la niña se golpeara “la frente contra la mesa”. El mismo día, “con intención de amedrentar” a la víctima de 15 años, “le dijo que la mataría”.
Como consecuencia de la agresión de 7 de junio, la mujer sufrió “múltiples hematomas en ambas extremidades inferiores […] con un periodo de sanidad de 7 días de perjuicio básico”. En cuanto a las menores, la niña que recibió el puñetazo “sufrió erosión en región frontal, sin restos cicatriciales patológicos […] y con un periodo de sanidad de 7 días de perjuicio básico”.
Respecto a la salud mental de las víctimas, “con seguimiento por el psiquiatra de Guijuelo”, la adolescente presentaba “un bajo estado de ánimo, sentimientos negativos y malestar psíquico, congruentes con un daño psíquico derivado de su situación vivencial”. Por su parte, la niña de 8 años fue diagnosticada con “bajo estado de ánimo y sentimientos negativos, con malestar psíquico, congruente con daño psíquico” por los mismos sucesos.
Por estos hechos, se acordó orden de protección en favor de la madre y se interpuso al acusado, como medidas cautelares penales, la prohibición de aproximarse a la misma, así como a las dos menores, a menos de 100 metros, así como establecer comunicación con cualquiera de ellas.
Por otra parte, el condenado deberá indemnizar a su mujer y a la hija mayor de ambos con de 301 para cada una “por el tiempo que tardaron en sanar las lesiones”. A esta cifra se suman otra más, 5.600 euros en total para las tres víctimas “por las secuelas causadas”.
