La subida de precios ha vuelto a acelerarse en septiembre. El Índice de Precios de Consumo (IPC) se situó en el 3% interanual, tres décimas por encima del dato de agosto y una más de lo que se había adelantado, según ha confirmado este miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este repunte, que sitúa la inflación en su nivel más alto desde febrero, se debe principalmente al encarecimiento de la energía.
El Ministerio de Economía explica esta subida por un «efecto base»: los precios de la electricidad y los carburantes bajaron de forma notable en septiembre del año pasado, por lo que la comparación hace que el aumento actual parezca más pronunciado.
Sin embargo, hay un dato que invita a un mayor optimismo: la inflación subyacente, que no incluye los precios más volátiles de la energía ni de los alimentos frescos, se mantiene estable en el 2,4%. Esto indica que la presión inflacionista en el núcleo de la economía está más controlada.
Por sectores, el transporte y la vivienda son los que más han presionado al alza por el menor descenso de los carburantes y la luz en comparación con 2024. En el lado positivo, el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas se ha estabilizado, destacando la caída del 34,5% en el precio del aceite de oliva respecto al año anterior.





















