No está claro su lugar de nacimiento, pero hay un pueblo que se llama Montesinos, ahora provincia de Alicante y en aquellos tiempos de 1475 muchos cogían el apellido por su procedencia. Eso sí, sabemos que murió en lo que hoy es Venezuela en 1540.
Antonio de Montesinos estudió en Salamanca y se formó en el convento de San Esteban, aquí aprendió lo que hoy llamamos ‘Derechos Humanos’ para diferenciarlos de los ‘Inhumanos’ y junto con otras personas salieron a predicar el Cristianismo a las nuevas tierras descubiertas por Colón, pero como dicen allá, ellos ya existían. Fue una ‘serendipia’ ya que el almirante buscaba llegar a las ‘indias’ por occidente y no por oriente siguiendo las rutas tradicionales.
Y del ‘descubrimiento’ se pasó a ‘la colonización’. Es decir, a encontrar allí ‘recursos’ -tanto humanos como físicos- para ganar fama y dinero, cuando más mejor sin importar sacrificios humanos, sin importar la naturaleza.
Y llegaron los abusos de los ‘encomendadores’. Es decir, de aquellos que obtenían permisos del rey para tomar posesión de tierras y personas en beneficio propio y del reino. Estos ‘encomendadores’ quisieron apropiarse de la vida y propiedades de los indígenas y no dudaron en utilizar la violencia para someterlos y quitarles lo que les correspondía por ‘derecho natural’.
Tal fueron los abusos que unos frailes de la Orden de Predicadores, Dominicos, que habían llegado a la recién bautizada Isla de la Española en 1510, se reunieron para denunciarlos y eligieron a Fray Antonio de Montesinos para que diera un sermón que será recordado como el nacimiento real de los ‘derechos humanos’ diferenciados de los ‘Inhumanos’.
Aquel 21 de Diciembre de 1511 este fraile comenzó con una frase en latín: Ego vox clamantis in deserto recordando a Juan el Bautista, algo así como «Yo soy la voz que clama en el desierto”. Escuchándolo estaba el virrey Diego Colón y Perestrelo, hijo mayor y sucesor de Cristóbal Colón y también el ‘encomendador’ Bartolomé de las casas. El primero siguió utilizando el poder sin importarle las personas pero el segundo se convirtió también en un fraile que lucharía contra las injusticias que se estaban cometiendo en las tierras ‘descubiertas’.
En el sermón también se hizo una pregunta, ¿es que acaso no son hombres?, refiriéndose a los indígenas. Quizás aquí nació el ‘humanismo cristiano’: “Todos los humanos iguales ante los derechos y las obligaciones” para diferenciarnos de los animales. Entonces Diego Colón quiso que devolvieran a España a estos frailes que le estropeaban sus ‘negocios’.
Tal fue el impacto del sermón que llegó a oídos de Fernando el Católico y este convocó las ‘juntas’ de Burgos de las que salieron las primeras leyes que consideraban ‘personas’ a los que algunos trataban como ‘animales’.
Por: José Luis Blanco Hernández. Economista Escuela de San Boal.
