Cuidar al cliente también es cuidar la hostelería

El sentido común en los negocios
Una mesa de un restaurante.

El caso del restaurante francés -Les Grands Buffets de Narbona- que cobró más de sesenta euros por sentar a un bebé de trece meses en una trona ha encendido todas las alarmas. ¿Podría ocurrir en Salamanca? ¿Se trata de una anécdota curiosa o exagerada? o ¿es un reflejo de algo más profundo, la pérdida progresiva del sentido común en nombre del negocio?

Eso sí, en Salamanca es complicado que ocurra. «En la hostelería Charra y, entre nuestros asociados, las cosas se hacen con cercanía, humanidad y lógica. Aquí a una familia con un bebé se la atendería bien, y no habría habido ningún problema por una trona», puntualiza Fernando Castillo, presidente de la asociación Hostelería Charra.

No obstante, Castillo puntualiza que el restaurante francés actuó conforme a su normativa interna y, por tanto, tenía razón legal. «Pero no siempre la razón legal va de la mano del sentido común. Es evidente que los empleados solo cumplían las normas, aunque nadie que va a cenar debería tener que estudiar reglamentos antes de sentarse a la mesa. En cualquier caso, los clientes fueron informados antes de comer, por lo que pudieron decidir», explica el presidente de la asociación Hostelería Charra.

Es cierto que este caso ha ocurrido en Francia, pero ya sabemos cómo funciona esto, las malas ideas se copian rápido y las buenas tardan en llegar. Por eso hay que alzar la voz a tiempo. «Todo negocio tiene que tener unas normas, sí, pero también debe tener empatía, sentido común y, sobre todo, respeto hacia el cliente», expone Chenche Martín Galeano, líder de Por Salamanca.

Cuidar al cliente no es solo ofrecerle una buena comida o una terraza agradable, es hacerle sentir bienvenido, valorado, parte de la casa. En muchas zonas turísticas da la sensación de que ya no se trabaja pensando en los conciudadanos, sino únicamente en el turismo, y eso, a la larga, genera distancia y desafección. «Llega un momento en que los propios vecinos nos sentimos forasteros en nuestras propias ciudades», apunta el líder de Por Salamanca.

En este sentido, Fernando Castillo, presidente de la asociación Hostelería Charra, lo tiene claro: «Nuestros asociados se distinguen precisamente por tratar al cliente con razón, pero también con corazón”.

Hay que reconocer que la hostelería en nuestra ciudad es, en general, de una calidad excelente. «Tenemos profesionales que trabajan con esfuerzo, dedicación y orgullo, que levantan cada día el negocio con una sonrisa y una atención cercana. Precisamente por eso, hay que mimar un poco más al cliente, cuidar los pequeños detalles, mantener la cercanía y el trato humano que siempre han sido nuestra mejor carta de presentación. El cliente de hoy no solo busca comer bien, sino sentirse a gusto, escuchado y respetado», matiza Martín Galeano.

Por eso, desde Por Salamanca señalan que antes de imponer medidas extrañas o incomprensibles, conviene recordar que la hostelería no puede perder el alma. «Está bien que haya reglas, pero deben ser claras y comunicadas, y sobre todo, razonables. El 99,9% de los hosteleros seguramente no harían algo así, pero basta una excepción para dar mala imagen a todo un sector que, en general, trabaja con esfuerzo y honestidad», observa Chenche Martín Galeano

Tanto el presidente de Hostelería Charra, como el líder de Por Salamanca apuestan por no complicar el sector. No se trata de poner más barreras, sino de construir confianza, de cuidar a quienes llenan las mesas día a día. «Porque si algo hemos aprendido, es que la sociedad seguirá apoyando a la hostelería, como lo ha hecho siempre, pero para que eso continúe, el sector también tiene que cuidar a los clientes», concluye el líder de Por Salamanca.

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